Esta mañana salí a pasear
por el bosque de los pensamientos
para alimentarme de lenguajes vivos,
por los que no pasa el tiempo
aunque pase la vida y pesen los años.
Pensar es ir contracorriente
en un mundo de corrientes globalizadas.
La embestida contra los que piensan
forma parte de la historia de nuestra historia.
Piensan por nosotros los poderosos ayer y hoy.
En nuestro nombre también enhebran
verbos suyos para hacerlos nuestros.
Duro trabajo el recogerse hacia sí,
siempre lo ha sido.
Hablar consigo mismo cuesta lo suyo.
Mas uno quiere vivir y también ser.
Y uno quiere ser y ser agua libre.
Libre para decir lo que uno piensa.
Pensar en algo y hacer algo, ¡siempre!
Porque el desierto de ideas adormece
y mece todo cuando hemos reflexionado,
ciega razones tan vitales como la razón del yo.
Yo y los pensamientos son uno y únicos,
a considerar y a confluir
en la conjugación del amor,
para todos los mundos y edades.
Porque junto al pensar y al vivir,
germina el despertar que nos pertenece,
el resplandor de la persona cultivada
y cautivada por el alma en gozo.
¡Qué nadie mutile esta razón de ser razón!
Nada de trueque ni que nadie la trunque.
Llegado a este punto, también digo:
Que tan importante es escuchar
como saber discernir y saber respetar,
para que las ideas puedan compartirse
y renazcan los buenos sentimientos que nos unen.
corcoba@telefonica.net