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ACTUALIZADo 1 de mayo de 2009
¿La gripe porcina es un arma biológica?
¿Señales de los Tiempos?
por Paul Joseph Watson
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Existen ciertos factores que sugieren que la gripe porcina, que está acabando con vidas en México, podría ser un arma biológica, pero obviamente no podemos extraer tal conclusión por el momento. La Organización Mundial de la Salud y el gobierno de EEUU rápidamente han negado tales insinuaciones.

El virus de la gripe porcina es descrita como una cepa completamente nueva, una mezcla intercontinental de virus humano, aviar y porcino. Sorprendentemente, no se han reportado infecciones con la cepa A-H1N1 en cerdos.

Según una fuente, conocida por el funcionario de la NSA (agencia de Seguridad Nacional), Wayne Madsen, “Un importante científico de Naciones Unidas, que ha analizado el brote del mortal virus Ébola en África, así como también en víctimas de HIV/SIDA, concluyó que el H1N1 posee ciertos “vectores” de transmisión que sugieren que la nueva cepa de gripe ha sido genéticamente fabricada como arma biológica militar.

Madsen señala que esta fuente, junto a otra en Indonesia, “Están convencidas de que el actual brote de una nueva cepa de gripe porcina en México, y en algunas partes de Estados Unidos, es el resultado de la introducción de un patógeno manipulado por humanos que podría resultar en una pandemia globalizada, con consecuencias potencialmente catastróficas para los viajes internacionales y el comercio”.

Sin embargo, es importante aclarar que es demasiado pronto para dar por sentado esta suposición. Debemos tener en cuenta que el número de víctimas ha sido comparativamente bajo si consideramos el hecho que cientos de miles de personas en México contraen enfermedades infecciosas cada año en relación a enfermedades propias de la pobreza como la tuberculosis y la malaria.

Fort Detrick, la instalación del Comando Militar Médico de EEUU, que fue la fuente de los ataques con ántrax del 2001, nuevamente está motivando sospechas a la luz del pánico generado por la gripe porcina, luego de haberse revelado que investigadores criminalísticos están indagando sobre muestras de virus que recientemente han desaparecido de sus laboratorios biológicos.

“Chad Jones, vocero de Fort Meade, dijo que el CMM (N. de T.: CIM por sus siglas en inglés) está investigando la posibilidad del extravío de muestras de virus del Instituto de Investigación de Enfermedades Infecciosas de EEUU”, señala The Frederick News.

En febrero, el IIEIUSA (N. de T.: USAMRIID por sus siglas en inglés) detuvo su trabajo cuando se descubrió que había muestras de virus que no constaban en su inventario. Investigadores criminalísticos de la División de Investigación Criminal de la Armada Norteamericana en Fort Meade están ahora investigando si las muestras son faltantes del bio-laboratorio de la armada, que también estudia patógenos como el Ébola, el ántrax y la peste.

Obviamente, teniendo en cuenta el pánico generado por la nueva gripe porcina y el posible origen sintético de la nueva cepa, el hecho de que muestras de virus hayan sido extraviadas del mismo laboratorio de investigación de la armada desde el cual se esparció la cepa de ántrax del 2001 es extremadamente preocupante.

Una investigación del FBI y del Departamento de Justicia en el 2008 concluyó que, Bruce Edwards Irvins, microbiólogo, vacunólogo, e investigador de trayectoria en bio-defensa del USAMRIID en Fort Detrick, Maryland, fue el responsable de despachar ántrax a miembros del Congreso y a los medios en septiembre y octubre del 2001.

El que Irvins haya cometido suicidio poco antes del anuncio, ocasionó que muchos sospechen que había sido el chivo expiatorio de un complot mayor. A pesar de las sospechosas circunstancias, no se realizó ninguna autopsia del cuerpo de Irvins. Su abogado estaba seguro que Irvins, que había cooperado con la investigación durante 6 años, era inocente de las cinco muertes por ántrax.

Inicialmente el Departamento de Justicia consideró al Dr. Steven Jay Hatfill como gran sospechoso de los ataques de ántrax, pero luego este demandó al gobierno y ganó $5.8 millones por daños y perjuicios. Una noticia del New York Times sobre el suicidio de Irvins hizo la hipotética pregunta: “¿Qué hubiese sucedido si el Dr. Hatfill hubiese cometido suicidio en 2002, según temían sus amigos? ¿Los investigadores hubiesen publicado su evidencia y hubieran anunciado que el autor estaba muerto?”.

Temores de que una masiva pandemia estaba siendo preparada como forma de ataque biológico ha estado resonado en la comunidad conspirativa desde el 9/11. Los investigadores apuntan al inusual y elevado número de muertes de importantes microbiólogos que sugieren que personas con conocimientos del programa están siendo eliminadas.

 

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