Ignatius Reilly, protagonista de La Conjura de los Necios, es probablemente (rectifico: indiscutiblemente) el personaje literario del siglo veinte más desagradable, desquiciante y gracioso que la mente de un genio haya concebido jamás. Sí, más desagradable, desquiciante y gracioso que el propio Homero Simpson.
La Conjura de los necios es una obra maestra que en este instante debes salir corriendo a conseguir. Por tu bien. Por amor propio. Por dignidad. Por el bien de la humanidad. Por tus futuros hijos. Por salud mental. Por bienestar de tus chacras. Para que tu aura abandone ese color oscuro. Para que tu risa despierte en la madrugada al pesado del vecino. Para que tus compañeros del trabajo crean que te volviste loco. Para que de una buena vez tomes por amante a la literatura cada noche. Para seguir haciéndole justicia al autor de la novela.
Sí, John Kennedy Toole, autor de esta obra maestra, nunca pudo ver su novela publicada en papel. Esto gracias a que todas las editoriales a las que envió su manuscrito lo rechazaron, excepto la Simon & Schuster, que pareció entusiasmarse por el libro, aunque claro, al final, sus genios editores se echaron para atrás argumentando que la novela “no trataba de nada en concreto”. Derrotado, resignado a tantos fracasos, el genio creador de La Conjura de los Necios se quitó la vida.
Dato cultural: décadas más tarde, Jerry Seinfeld y Larry David harían una mina de oro y una horda de fanáticos con la serie televisiva Seinfeld gracias a la implementación de la comedia donde “no ocurre nada en concreto” (traducción: hasta el mínimo comentario o insignificante interacción que puedas tener con un desconocido puede acarrear consecuencias fatídicas en el rumbo futuro de tu vida).
Así que háganme caso y dénle una oportunidad a este libro, ya luego me lo agradecerán. Y no, ni crean que van a poder rentar la película y ahorrarse el trabajo (diría yo el placer) de leerla, pues la maldición de La Conjura de los Necios se ha encargado de frustrar todo intento de llevarla a la pantalla grande, y quien lo dude que eche un ojo a la lista de los actores que han estado cerca de interpretar el papel de Ignatius: John Belushi (q.e.p.d.), John Candy (q.e.p.d.), Chris Farley (q.e.p.d.), y Divine (q.e.p.d.), aunque en el caso de este último la maldición no fue responsable de la muerte del actor, sino que encontró una forma mucho más creativa de poner punto final al intento de llevar la historia al cine: al enterarse de que John Waters estaba afinando los últimos detalles para dar inicio a la producción de la película, con Divine como protagonista, el destino arregló una junta entre el director y uno de los productores de la cinta. Para sorpresa de todos, el hombre que aportaría el capital para el proyecto resultó ser uno de los mejores amigos del matrimonio LaBianca, quienes fueron asesinados por Tex Watson, mano derecha de Charles Manson y uno de los mejores y más infames amigos de Waters. El hombre, como era de esperarse, prefirió no involucrarse en la película, y ésta se vino abajo. Finalmente, un último intento de llevarla a la pantalla grande hace pocos años, con Will Ferrell en el protagónico y artistas como Lily Tomlin, Paul Rudd, Mos Def, Rosie Perez, Alan Cumming y muchos otros en los demás papeles tuvo que postergarse por el detalle de que la ciudad de Nueva Orleans fue destruida por un huracancito de nombre "Katrina".