Quién se hubiera imaginado hace 20 años, que una izquierda corrupta o populistas, estarían gobernando varios países de América del Sur, Centro América y el Caribe. La tragedia americana comenzó primero con el venezolano Hugo Chávez, el mismo que hoy critica el golpe de Estado en Honduras, en contra de su socio “Mel” (Manuel Zelaya), atentó en 1992 contra el entonces presidente de Venezuela, Carlos Andres Pérez. Y fue sometido a la justicia junto a su grupo, Chávez pasó dos años en la cárcel.

La lista de reeleccionista en América Latina continúa y con los años sólo se incrementa. Antecedidos por el dictador cubano Fidel Castro, quién permaneció en el poder durante 49 años, y Hugo Chávez, Evo Morales (Bolivia), Daniel Ortega (Nicaragua), Rafael Correa (Ecuador) y Leonel Fernandez en (Republica Dominican) han logrado allanar su camino rumbo a la reelección con éxito rotundo. Un caso menos afortunado es el de Honduras, cuando el presidente Manuel Zelaya se empecinó en preparar las vías para la reelección, se perpetró el golpe de estado que lo sacó del poder desde el 28 de junio del 2009.

En el caso particular de Honduras, los militares no se quedaron con el poder, sino que lo entregaron al presidente del Congreso Roberto Micheletti, quien fungió como jefe de Estado interino y preparó las elecciones que llevó al poder a Porfirio Pepe Lobo.

La izquierda latinoamericana se encuentra hoy en cuidados intensivos, sometida al escarnio público por incontables actos de corrupción, indisciplina ideológica, atentados gravisimos contra las libertades civiles y los derechos humanos, la misma izquierda que luchó contra los abusos de la derecha, tan pronto llegó al poder, se convirtió en la misma verduga con tintes dictatoriales.

La izquierda que venia ganando varias elecciones en todo el continente sufre su mayor derrota en Chile, cuando el millonario derechista Sebastian Piñeya gana las elecciones presidenciales contra el izquierdista conservador Eduardo Frei, y en honduras, cuando es derrocado el presidente constitucional Manuel Zelaya, o en El Salvador, cuando pensaban que Mauricio Funes se convertiria al circo bolivariano, Funes se transforma en un aliado incondicional de los Estados Unidos, en Uruguay con Pepe Mujica un ex guerrillero, quién tan pronto llega al poder habló campante y sonante del fraude ideológico de la nueva izquierda populista.

Los paises latinoamericanos que permiten la reelección en América Latina son: (No inmediata), es decir, no debe ser un periodo tras otro: Chile, Costa Rica, Panamá, Perú, Uruguay. (Inmediata): Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Republica Dominicana. (INDEFINIDA): Cuba, Venezuela.

La reelección presidencial parece estar intimamente atada al desarrollo propio de los pueblos, tomando el ejemplo de los paises con mejores desempeño economico y democratico. La corrupción administrativa parece tambien estar intimamente ligada a la práctica reeleccionista como los casos particulares, de Venezuela, Colombia y Republica Dominicana. En el caso particular dominicano, la reelección presidencial es un verdadero “negocio”, donde se mueven mas dineros que en Venezuela y Colombia. En RD una reelección no cuesta menos de 100 millones de dolares, Ademas de las conceciones públicas que se hacen al amparo de los dineros del estado para amarres politiqueros con aliados, con el único propósito de mantener la cuota política en una sola línea ideológica.

La reelección presidencial es dañina, en la medida en que los reeleccionistas usan libremente y para su beneficio los fondos públicos durante las fechas de campañas. El ejemplo de Ecuador encabezaria la lista junto a Venezuela y Nicaragua de lo que no debe ser jamás un proceso electoral democratico, refiriendonos a las últimas elecciones del año 2007 y de abril 2009. El ensayo de limitar las franjas electorales de los candidatos en campaña, para ser regulados por el organismo de control electoral, pero permitirle sin control ni excepciones al ejetutivo usar libremente todos los recursos del estado, se convirtió en el proceso electoral mas cuestionado de los últimos 30 años cuanto menos en toda América Latina, muy por encima de procesos electorales arreglados por la derecha en Argentina, Republica Dominicana y Panamá, según coincidimos todos los participantes recientemente en un congreso mundial de consultores políticos vía online.