América Latina avanza sin descanso hacia importantes conclaves de integración, que sin lugar a dudas están definiendo nuevos ejes geopolíticos y geoeconómicos. En la medida en que las fronteras desaparecen por la cultura del intercambio y la integración política, económica y humana, se hace más difícil el aislamiento voluntario de un estado en relación al vecino. Ecuador y Colombia son dos ejemplos palpables de intereses más allá de las diferencias. Nicaragua y Costa Rica poseen más puntos en comunes que diferencias, lo que sin duda hará un sobrepeso a la hora en que sus líderes se sienten en una gran mesa de diálogo para limar asperezas y resabios propios del calentamiento electoral de una de las partes.

Chile tarde o temprano tendrá que apoyar la tesis de la salida hacia al mar, legitima y soñada de parte del gobierno boliviano. Las fronteras físicas serán poco a poco sustituidas a un ritmo impresionante, en la medida en que los estados alcancen mejores niveles económicos y tracen una hoja de ruta mirando hacia el futuro. En el nuevo orden, las uniones para defender tesis o luchar contra ellas, serán parte del día a día de los gobiernos, quienes deberán adaptar sus legislaciones y constituciones a los nuevos desafíos.

Ecuador está dando importantes pasos, que hablan muy bien de la madurez de su gobierno en política internacional. En el año 2010 las relaciones internacionales del país, han tomado un ritmo interesante y alentador, gracias a una nueva visión aperturista del estado ecuatoriano y particularmente de su presidente y canciller. Hoy nos abrazamos como debe ser con nuestros hermanos de Colombia, con quienes nunca debimos llegar a los extremos que se llegaron. El gobierno nacional a pesar de algunas novatadas, hace esfuerzos importante para mantener su estrategia nacionalista, sin perturbar las relaciones tradicionales con nuestros principales socios comerciales.

Los cabildeos para lograr la ratificación de las extensiones del ATPDA, se logran gracias al esfuerzo combinado, donde el estado ecuatoriano se identifica con las necesidades urgentes del empresariado, y los invita a promover y ser parte de las mesas de negociación, ya que al fin y al cabo son los empresarios los que producen riquezas y exportaciones y no el estado. La América de hoy llamada a ser el granero del mundo, lograra desarrollar su propia identidad, con fronteras abiertas pero bien protegidas. Estamos cerca de lograr superar los grandes desafíos, solo nos faltan unos pocos estados donde dictaduras pretenden robarse el sueño de sus ciudadanos, y nos toca a todos defender la libertad por encima de nuestras simpatías personales.