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actualizado 28 de julio 2010 |
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Chávez y Uribe |
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A pesar de ser Chávez un verdadero derrochador de plata, estoy seguro de que le bastaría conocer el costo de la seguridad democrática en Colombia para ni siquiera intentar aplicarla en su país contra las Farc |
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Por Lisandro Duque Naranjo |
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LAS FARC PERDIERON MUCHO CON LA captura y extradición de Simón Trinidad, y con las bajas de Raúl Reyes, Iván Ríos, el Negro Acacio, Martín Caballero y dos o tres más cuadros importantes.
Igualmente, le han sido ruinosas, en lo político y militar, las muchas deserciones de guerrilleros rasos. Y harta humillación les causaron las operaciones ‘Jaque’ y ‘Camaleón’. Y un golpe duro a su moral fue el fallecimiento de Marulanda, su comandante ancestral.
En términos costo-beneficio, sin embargo, la situación de las Farc no es terminal. Y eso que Uribe la metió toda durante ocho años para eliminarlas por completo. Y que incluso a estas horas tiene a cinco mil hombres detrás de su jefe, Alfonso Cano, a ver si puede exhibir su cabeza ante la muchedumbre el 7 de agosto, ya de salida. Intenso, además, Uribe ha causado la ruptura de relaciones de Venezuela con Colombia, al acusar a Chávez por no haber intentado, contra cuatro supuestos campamentos de las Farc que hay allá, lo que a él le ha sido imposible lograr contra los muchos que le quedan acá a esa organización: destruirlos.
Puede que Chávez sepa de la presencia de esos guerrilleros en zonas fronterizas de su país con el nuestro. Y que se la aguante, por si acaso algún día su “Socialismo del siglo XXI” requiere el concurso de ese aliado irregular. También es probable que se abstenga, por pragmatismo, de atacar a quienes, si se los ganara de enemigos, se le convertirían en un problema de repercusiones imprevisibles, pues su ejército no es propiamente un dechado de estrategias antiguerrilleras. Y claro, no debe descartarse que, por haber tenido trato y ascendiente con ellos, se haga la ilusión de apadrinar un proceso de paz que acá nos ha quedado grande, y que él, de puro providencial que se siente, jura que es posible lograr. Lo dudo, pero ese es otro tema.
Sin embargo, y a pesar de ser Chávez un verdadero derrochador de plata, estoy seguro de que le bastaría conocer el costo de la seguridad democrática en Colombia para ni siquiera intentar aplicarla en su país contra las Farc. Quebraría a Venezuela, de igual forma a como aquí Uribe ha quebrado a este “hermano país”, mucho más pobre.
He aquí unos datos, extractados de la investigación “Modelos dinámicos de guerra: el conflicto colombiano”, hecha por los investigadores José Fernando Isaza y Diógenes Campos:
Entre 2002 y 2007, el Ejército llegó a 15,5 soldados por cada guerrillero.
Durante ese período, cada guerrillero desertor significó una inversión de cinco mil seiscientos sesenta y dos millones de pesos.
Ocho de cada diez funcionarios del Estado son para la Defensa.
Por cada cien guerrilleros que le desertan, las Farc reclutan 84 nuevos.
La seguridad democrática absorbe el 25,2% del presupuesto nacional y el 4,7% del PIB.
Estas cuentas no incluyen datos de los últimos tres años. Ni carga prestacional de los militares. Ni indemnizaciones por los falsos positivos. Ni por los capturados masivamente en el Huila, de los que sólo el 2% tuvo sentencia condenatoria. Ni por los secuestrados a los que se les ha negado el alivio de un acuerdo humanitario. Ni…, dejémoslo ahí mejor.
Se entiende entonces que, entre los muchos productos colombianos que no podrán exportarse a Venezuela, se encuentre también la seguridad democrática. Hasta ese extremo sí no llega el despilfarro chavista. Y aquí la gente dizque quejándose por los infelices quince mil millones que cobraba Íngrid. La cara que ponían diciendo: “¡eso sale de mis bolsillos!”.
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