Marcos Casanova.

En las aulas de una prestigiosa facultad de Derecho Internacional haya en los nublados y grises cielos de la tierra de los zares, del vodka, de mujeres bellas, del caviar y de las esperanzas perdidas, me enseñaron que el análisis del acontecimiento histórico nos permite observar como se engendra como se desarrolla o se extingue una norma principio, institución, o situación.

Nuestros recordados y eruditos catedráticos nos decían, que siempre se buscan los orígenes y seguir su ulterior desarrollo, convencidos que lo histórico o supra histórico nos conduciría a seguir el curso de este cuando se escribe e inscribe en la historia y no al margen de ella; no se desarrolla desligado de las realidades de una sociedad, sino que esta inserta en la misma, es un proceso continuo de interacción, un dialogo sin fin entre el presente y el pasado proyectando hacia el futuro.

Cuando esto lo aplicamos a nuestra política exterior el pasado, presente y su proyección en las distintas etapas con distintos matices se entrelazan y nos parece encontrar hechos muy recurrentes en un espiral histórico que sería imposible abordarlo en un artículo.

Pero en Nicaragua en las ultimas tres décadas nuestra política exterior para bien o para males ha sido extrema, dinámica y en ella como siempre ha prevalido el pragmatismo. Nuestros diplomáticos en muchos casos de esta etapa han demostrado tal vez sin proponérselo que el nicaragüense cuando se propone el dialogo es tan capaz como en su conocido espíritu guerrero. En mi criterio (y espero no equivocarme) con la fallida negociación del General Somoza Debayle, al negarse a aceptar la salida que le presentó la Administración Carter inició el entierro junto con su régimen de resabios diplomáticos de malos recuerdos para la historia nacional.

En los treinta años posteriores a ese hecho Nicaragua ha sido proyectada al mundo: amplió sus relaciones a todos los continentes y en los lugares menos esperados, se habla de Nicaragua; se enfrentó y derrotó en el plano internacional la agresión extranjera, y el caso Nicaragua vs. Estados Unidos fue denominado como “David Contra Goliat” siendo objeto de estudio riguroso en las mejores facultades de Derecho Internacional del mundo civilizado.

Posterior a ello, años después en 1990 se negocia el retiro del bloqueo a Nicaragua impuesto por Estados Unidos. Es evidente que Nicaragua ha defendido el latino americanismo desde la guerra de las Malvinas hasta el ALBA, Desde Contadora hasta el grupo de Río, en la practica esta generación de nicas ha sido morazanistas desde que nacemos hasta que demostremos lo contrario, como prueba de ello, la integración en Centroamérica la hemos llevado de la mano desde Esquipulas hasta lo que es hoy el SICA y somos parte activa y beligerante en sus más de 40 organizaciones regionales; se han negociado TLC desde 1998 con Méjico pasando por el DR CAFTA hasta con el lejano Taiwán, hoy propusimos, impulsamos y lidereamos la posición de la Región ante el Acuerdo de Asociación con la Unión Europea de respetar las asimetrías de las economías y la necesidad de la creación de un fondo común de compensación.

En el plano de la cooperación somos país privilegiado, en tanto, hemos sido capaces de sentar en una mesa al mismo tiempo en escenarios distintos y en distintas latitudes, a paganos, ateos, moros y cristianos, a judaístas, budistas y maoístas y dentro de esta lógica hemos cincelado el alma de nuestros interlocutores, demostrando que la solidaridad es la ternura de los pueblos. Logramos en su momento lo que parecía imposible, el milagro de los milagros; la negociación de una pesada e impagable deuda externa en un corto período. Por otro lado la protección de nuestros nacionales en el exterior ha sido una constante, quienes hoy no son exiliados políticos, sino asilados económicos, al mismo tiempo la negociaciones con los Estados Unidos para la reintegración de la propiedades a confiscadas a Estadounidenses. En el plano territorial hemos enfrentado (y enfrentamos) pretensiones de nuestros vecinos lejanos y cercanos en los cuatro puntos cardinales, siendo ya visitantes permanentes de la Corte Internacional de Justicia, y el foro de la OEA y la ONU ha sido acariciado al mas alto nivel por el pequeño Estado nicaragüense y nuestra Managua ha sido capital de grandes eventos internacionales y visitada por personalidades e ilustres colectivos de mandatarios y jefes de Estado.

Empero, antiguas, perennes y nuevas amenazas florecen y proliferan como hongos producto de nuestra privilegiada e envidiada posición geográfica; las migraciones ilegales, el narcotráfico, el terrorismo, la amenaza latente al saqueo de nuestros recursos naturales marítimos, acuáticos y terrestres, etc. Es decir, (como siempre) las enormes las tentaciones para nuestros tomadores de decisión, grande los retos, largo el camino y pesada la carga, ay Nicaragua Nicaragüita, el desafío es el mismo, el de todos los siempres y parece el único e invisible a los ojos de muchos; buscar la salida al constante y dinámico espiral de la política exterior de Nicaragua a través de una diplomacia nicaragüense verde y azul de los nuevos tiempos. El hoy es el mañana y la historia nos ha enseñado que en un país tan pequeño ella juzga con nombres y apellidos, “todo va alguna parte” dice una ley de la ecología y las responsabilidades han sido, son y serán intergeneracionales, las de hoy irán al buzón de la historia y entre azul el verde y el café no hay nada oculto.