La decisión soberana del gobierno ecuatoriano en la persona de su presidente economista Rafael Correa Delgado, de solicitar el abandono inmediato (expulsión) de la embajadora de Estados Unidos Heather Hodges, abre un nuevo capítulo al debate internacional sobre la autenticidad y veracidad de los cables internacionales publicados con Wikileaks.
Hagamos un poco de historia reciente, fue el propio canciller del Ecuador y su vice-canciller Kintto Lucas, cuando salieron los primeros cables a la luz pública, que le dieron credibilidad a los mismos, y hasta hicieron pública su intención de invitar al fundador de Wikileaks al Ecuador Juliam Assangle. Fue el propio presidente Correa quien salió en protesta de estas afirmaciones desmintiendo las pretensiones del señor Kintto Lucas.
Los cables de Wikileaks son una especie de caja de Pandora. Pueden contener muchas verdades como también pueden contener muchas mentiras.
Tomar una decisión diplomática tan completa como la expulsión de un embajador por la simple publicación de un cable de Wikileaks, me parece desde el punto de vista de la diplomacia y las buenas relaciones entre los estados, una decisión apresurada, aunque soberana del gobierno del Ecuador, y es la persona del Presidente de la Republica según la constitución, quien decide con qué país tenemos o no, relaciones diplomáticas.
Lo que no parece conocer el canciller ecuatoriano Ricardo Patiño, y digo no parece conocer, porque no se ha referido al tema, es que a raíz de la salida de los cables de Wikileaks, el departamento de estado, que maneja toda la diplomacia estadounidense, prohibió de manera expresa a todos sus embajadores y personal consular, referirse a cualquier información que provenga de esta fuente, y solo podrían hacerlo con permiso expreso y consultado del Departamento de Estado de los Estados Unidos. La embajadora Hodges se comunica con Arturo Valenzuela, Secretario Adjunto de Estados Unidos para América latina, y este con la secretaria de estado Hillary Clinton, y la Secretaria de Estado con el Presidente Obama, hasta que le llegue una autorización o información a la embajadora pueden pasar 3 días cuanto menos, y Hodges solo tuvo algunas horas para responder al gobierno del Ecuador.
En temas de relaciones exteriores cada país es soberano, pero indudablemente sean ciertas o mentiras las afirmaciones de Wikileaks, tanto el ex comandante policial Jaime Hurtado Vaca, como el gobierno nacional, deberán dar las explicaciones correspondientes al pueblo del Ecuador, porque la duda empieza a rondar las mentes de muchos ecuatorianos que podrían empezar a dar crédito a estas informaciones, y en medio del calentamiento de un proceso electoral en Ecuador como la consulta popular del 8 de mayo próximo, es lo peor que le podría pasar a las aspiraciones oficiales, que el tema de la campaña no sean las preguntas de la consulta, sino la posible corrupción en las filas oficiales.
(*)Analista Político