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actualizado 12 de diciembre 2011
Venezuela: ¿qué hay detrás del aumento de la inseguridad?
El gobierno mantiene un hermético silencio sobre este tema
Por Maximiliano Sbarbi Osuna
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El incremento de la violencia, los homicidios y los raptos se produjo hace algunos años, sin embargo, por motivos políticos el tema ha cobrado en la actualidad una mayor difusión. ¿Quiénes se benefician con los secuestros? ¿Son eficaces las medidas adoptadas por el gobierno de Hugo Chávez para reducir la inseguridad?

Llama la atención el espacio que la prensa mundial le dedica a los secuestros que se producen diariamente en Venezuela. No es porque sea un problema menor, sino que desde hace por lo menos tres años se mantiene el mismo alto nivel de violencia y de raptos.

A dos meses de que la oposición elija al candidato que va a competir con el presidente Hugo Chávez en las elecciones presidenciales de 2012, este tema cobró una mayor relevancia. Además, con el secuestro de dos famosas personalidades en noviembre, como el jugador de béisbol Wilson Ramos del equipo Nacionales de Washington y de Juan Carlos Fernández, el cónsul de Chile en Caracas, el problema pareció incrementarse.

¿Por qué aumentaron los secuestros?

El Instituto Nacional de Estadística de Venezuela difundió la alarmante cifra de más de 16 mil secuestros en el año 2009, de los cuales se denuncia sólo una pequeña parte por temor a las represalias.

De acuerdo con la ONG Venezuela sin Secuestro, el 25% de los raptos se produce en Caracas. Asimismo, esta organización asegura que nueve de cada diez secuestros son resueltos sin violencia, pero con el pago del rescate pedido por los captores.

A pesar de esta cifra, el número de asesinatos se incrementó desde que Chávez llegó al poder. En 1998 la cifra fue de 4.550 homicidios en el año, mientras que actualmente superan los 14 mil. Venezuela sin Secuestro afirma que el promedio de los rescates es de 8 mil dólares.

Las víctimas son elegidas por su poder adquisitivo, mientras que los delincuentes se dedican a esta actividad porque que es más lucrativa que los asaltos.

Dentro de los raptos se encuentra el tradicional secuestro express, que incluye la privación de la libertad por un breve lapso de tiempo en el cual la víctima es obligada a sacar dinero de los cajeros automáticos de los bancos, para luego ser liberada.

¿Quiénes se benefician con los raptos?

El gobierno mantiene un hermético silencio sobre este tema, pero organizaciones independientes aseguran que alrededor del 20% de los secuestros son cometidos por policías, que suelen integrar bandas clandestinas solos o asociados con guerrilleros y paramilitares colombianos.

El resto de los captores respondería al estereotipo del joven inexperto consumidor de drogas, pero no existen estadísticas que avalen esta afirmación.

La corrupción presente en las fuerzas de seguridad demuestra un quiebre entre la dirigencia política y la Policía, que debería ser depurada, pero quizás el problema esté tan profundamente instalado que por ahora parecería imposible resolverlo de esa manera.

Otros sectores que se benefician con el aumento de la violencia son las compañías que fabrican vehículos blindados. En 1999 apareció la primera empresa de este tipo en el mercado, mientras que en la actualidad operan 22 firmas, que según varios analistas no dan abasto con la demanda.

Además, el consumo de guardaespaldas privados se disparó en los últimos años.

Medidas del Gobierno

El ministro del Interior Tareck Al Aissami actuó con celeridad en el caso del beisbolista Ramos, pero el gobierno no supo contener a tiempo esta creciente amenaza al no ejercer un mayor control en las fuerzas policiales.

En 2009, el gobierno aprobó la Ley Antisecuestro y Extorsión, que permite congelar los activos de los familiares de las víctimas para evitar el pago del rescate y desalentar los raptos.

Además, se reformó el Código Penal venezolano para aumentar la pena por la portación ilícita de armas de fuego y se endurecieron las leyes contra el robo de vehículos y la corrupción, reconociendo que este mal presenta su costado político.

Más aún, se fomentó un programa de desarme de la población para tratar de controlar la inseguridad y un plan para limpiar los cuerpos policiales, que por ahora resulta casi nulo.

El problema de los secuestros lleva varios años y no ha sufrido grandes aumentos en los últimos tres años, pero por motivos políticos se le da más difusión en la actualidad. En la campaña electoral la oposición va a apuntar a este tema, que es una de las mayores debilidades del oficialismo.

Es de esperarse que, por lo menos ante la presión opositora, el gobierno implemente medidas más precisas para combatir los raptos, la violencia, la delincuencia y sobre todo la corrupción política y policial, cuya complicidad vuelve ineficaz cualquier medida de seguridad.

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