La consulta popular planteada por el presidente ecuatoriano Rafael Correa, tiene mucho parecido, casi una fotocopia a la ley habilitante que se hizo aprobar el sátrapa venezolano, coronel Hugo Chávez. Es lo mismo en el fondo y en la forma, el coronel, usó a un congreso de duendes, ratas y zombis, y Correa usará a un pueblo hambriento de cambios, que como las niñas dirán un Si a lo mejor queriendo decir NO, o dirán un NO, pero en el fondo quisieron decir Si.

El pueblo es llevado como pollos engordados a la faena electoral, y luego de cumplido el propósito electorero, como lo vimos en Montecristi, donde la cruda realidad les quitará la luz que solo les dejaron ver en tiempos de campaña. Recordemos cuando Alberto Acosta, nos mentía descaradamente diciéndonos que con la constitución se acabaría la pobreza en Ecuador, se acabaría la partidocracia, empezaría una nueva era de luz, paz, seguridad y progreso para todos los ecuatorianos, eran los tiempos de cambios, cuando don Alberto estaba enganchado a la camioneta de la revolución ciudadana.

El presidente Correa se dará un baño de popularidad con sales del Mar Muerto, donde nos dirán a todos que votando por el SI, se garantizan los cambios que después de cuatro larguísimos años de gobierno revolucionario no han podido conseguir todavía. Después de cuatro años, se dieron cuenta que nada o poco había cambiado en Ecuador, que no importan las mentiras que los hermanos Alvarado nos hicieron creer cuando nos repetían 500 veces al día que la revolución ciudadana estaba en marcha, y que la patria ya era de todos.

Lo que se estaría gestando en el fondo en Ecuador es el reencuentro de un anhelado proyecto dictatorial, donde varios funcionarios de control, como el Fiscal General, el Contralor, el Procurador, los superintendentes, las Cortes electorales y constitucional, se estarían repartiendo lo mejor del pastel del estado, donde lo único que los une, no es el compromiso por la patria, sino algunos Ítems del presupuesto general de la republica.

Esta consulta popular carece de la importancia mínima, necesaria para producir los cambios que requiere de urgencia la sociedad ecuatoriana. Con tantos temas importantes que hay que tratar de urgencia en Ecuador, vamos a perder el tiempo, solamente para desgastar el espacio público en las urnas, con el único despropósito de arrugar la posible revocatoria del mandato del presidente Correa que promueve el activista político Carlos Vera Rodríguez. La revocatoria de Veras y la posibilidad hoy cierta de conseguir la calificación de más de un millón y medio de firmas contra Correa, que hace 6 meses los personeros del régimen lo veían como imposible, pero hoy no solo están preocupados, sino que además se están mirando en el espejo de decenas de alcaldes de alianza país, que están siento arrastrados por la ola revocatoria.

Los ecuatorianos seguramente darán un Si, queriendo decir un NO, y como las niñas lo harán con la sutileza del regocijo ante el deber cumplido. El gobierno logrará lo que siempre soñó desde su primer día, controlar las cortes y poder nombrar jueces revolucionarios que levanten la mano y bajen la cabeza cada vez que el presidente Correa los conmine a empeñar su decisión en una dirección contraria a los vientos demagógicos de la derecha, la democracia constructiva, la libertad de expresión, y otros intereses contrarios a la revolución ciudadana que él promueve.