El presidente de la republica de Bolivia, Evo Morales, luego de una intensa ola de protestas en todo el país, tomo la decisión de derogar el decreto presidencial que aumentaba los combustibles entre el 57% y el 82%.

Fue una medida sin dudas valiente pero innecesaria, en la actual coyuntura económica de Bolivia, y sin el consenso suficiente donde incluso sus propios partidarios y aliados políticos le retiraron el apoyo en las calles, y se unieron en algunos casos a los manifestantes. Morales enfrentó una campaña masiva de ataques políticos y personales, donde los defensores del régimen no pudieron contrarrestar el descontento popular, que incluso atentó contra la propia permanencia de Morales en la presidencia de la Republica.

Evo Morales en mi opinión es un líder con mucha autenticidad, con fuertes raíces autóctonas de su pueblo y su lengua aymará. Evo ha traído un nuevo impulso sociopolítico y cierta estabilidad a Bolivia, muy a pesar de los malos augurios que al inicio de su gobierno se vertieron de parte de sectores de la oposición. Gobernar una nación dividida como Bolivia es sumamente difícil, y Evo ha sabido navegar por mar revuelta en varias ocasiones durante su periodo de gobierno.

Los índices de crecimiento económico son favorables al líder boliviano, pero la oposición luce fortalecida y unida en el único propósito de ganarle el poder. Evo no cuenta como Correa y Chávez con buenos asesores en comunicación, que contrarresten las acciones de opositores y medios que se le enfrentan.

El litro de nafta cuesta 3,74 bolivianos (48 centavos de dólar) y ese precio se triplica en Brasil y países vecinos, donde redes de contrabandistas lograron ganancias de 150 millones de dólares en 2010. El resistido decreto de alza de los carburantes provocó la semana pasada el aumento del precio de los alimentos y los ahorristas retiraron más de 200 millones de dólares de los bancos que operan en Bolivia, por rumores de una devaluación del dólar respecto al boliviano. "Bolivia se está desangrando", advirtió ayer domingo el vicepresidente boliviano, Alvaro García Linera, tras confirmar el retiro de dólares.

El centroizquierdista Movimiento Sin Miedo (MSM), convertido tras la protesta ciudadana de la semana pasada en la oposición más dinámica contra Morales, exigió información transparente del manejo económico "porque está claro que las cifras no cuadran". EL MSM pidió, a través de su líder, el ex alcalde de La Paz Juan del Granado, "cifras claras, cese la improvisación en la conducción de la petrolera estatal YPFB y tolerancia al pluralismo democrático".

Ante este cuadro político Evo Morales deberá hacer cambios importantes en el gabinete presidencial, que le permita oxigenizar su imagen pública, muy deteriorada tras los disturbios de fin de año. Evo tiene la única llave que lleva a la estabilidad política en Bolivia, y tiene dos caminos, o cambia o lo cambian.