En últimas fechas, la notica que ha atraído la atención de los reflectores mundiales con mayor intensidad ha sido sin duda alguna lo referente a las manifestaciones en Egipto y el estado de caos y desequilibrio político que vive este importante país árabe.
Los ciudadanos egipcios han tomado la voz de la protesta para expresar su reclamo a un gobierno que ha sobrevivido a las distintas “olas democratizadoras” que se han vivido en el mundo, las cuales datan de finales de los ochenta, mediados de los noventa y comienzos del nuevo milenio, pues su actual presidente Hosni Mubarak ha estado en el poder desde 1981, sumándose su quinta reelección en noviembre del 2010, en un país que sólo ha tenido desde 1953, año en que se derrocó a la monarquía egipcia, cuatro presidentes.
El principal motivo por el cual Mubarak ha tenido la venia de Occidente y los países árabes para mantenerse en el poder ha sido que éste líder logró crear cierta estabilidad en un país cuya ubicación es estratégica para el mantenimiento de un equilibrio de fuerzas entre el mundo árabe, los africanos y los judíos.
Los disturbios hasta el momento han cobrado la vida de 125 personas y han dejado a cientos de heridos. Los jóvenes son el grupo que ha manifestado con mayor fuerza su repudió por la falta de tolerancia, pluralidad y respeto de la decisión de la mayoría a favor de un régimen que logró su permanencia gracias a su sumisión con EE.UU.
Ante la ausencia de control y de apoyo ciudadano hacia el presidente Mubarak, uno de los personajes que ha ejercido su popularidad y responsabilidad es Mohamed Elbaradei, quien cuenta con intachables credenciales al haber sido galardonado con el premio nobel a la paz en 2005 y fuera director de la Agencia Internacional de Energía Atómica. El carisma de Elbaradei nos hace pensar que este líder egipcio podrá organizar una transición política en paz, la cual se encuentra actualmente estancada ante la negativa del gobierno de hacer explícita la renuncia de Mubarak, quien ha cambiado de gabinete e impulsado una serie de políticas sociales para tratar de dar respuesta a un movimiento social cuya petición principal es la salida de éste.
Para hacer una transición democrática colegiada tanto Elbaradei, como los distintos líderes opositores al régimen actual deberán recurrir antes que todo al multilateralismo, o sea al apoyo de Organismos Internacionales que observen y procuren orden y concordia en la transición. De esta forma será muy importante el papel de los organismos regionales como Unión Africana o la Liga Árabe, los cuales tienen un margen de acción más amplio ante la “neutralidad” que ha mostrado Washington en el conflicto, quien puede ver esta crisis como una oportunidad para replantear su estrategia de acercamiento con esta nación árabe, poniendo atención en valores y principios universales como la voluntad de las mayorías, la rendición de cuentas y la transición pacífica del poder, algo que hasta la fecha ha dejado en segundo plano frente al objetivo de mantener la estabilidad de la región a cualquier precio.