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actualizado 15 de junio 2011 |
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Postalita de Marcio al MINSA |
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No me vengan con cuentos |
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Por Marcio Vargas Aguilar |
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En estos días me tocó vivir la verdad sobre el sistema de salud en el actual gobierno de Daniel y el FSLN. Y puedo decir que a mí ya nadie me puede venir con cuentos de pancho madrigal al respecto. Ya nadie me puede engañar en esto.
Porque en la actualidad, hay dos polos informativos: los medios controlados por la derecha antiisandinista proyanque y los medios prosandinistas que luchan por hacerse sentir en sus publicaciones sobre los logros del gobierno que de manera injusta son absolutamente censurados por la oposición.
De hecho, en las calles uno escucha la opinión de clasemedieros y algunos desclasados que dicen no ver ningún logro en el gobierno actual y que las mejoras en el servicio de salud, por ejemplo, para el pueblo, son una mentira, aunque sea asunto reconocido por organismos internacionales.
Pues bien, una hermana mía sufrió hace algunos días un colapso, y desde nuestro pueblo natal, Nagarote, fue trasladada, luego de ser atendida gratuita y eficazmente por personal del centro de salud de allá (que por cierto lleva el nombre de mi padre, Raúl, un médico fallecido en 1988), en una ambulancia del MINSA al hospital Antonio Lenín Fonseca en Managua.
Sin que la Doctora Gaitán (directora del hospital) ni el Dr. Cáceres (jefe de la sala de neurocirugía) le preguntaran nada a los familiares de mi hermana, quien es una maestra de primaria jubilada y por tanto una mujer pobre, en ese centro asistencial se le brindó atención de primera línea, mucho mejor que en cualquier hospital privado de Nicaragua, sin que se le cobrara un solo centavo.
Tanto médicos especialistas y residentes, como el aparataje de exámenes complicados -tomografías y demás-, estuvieron a disposición de mi hermana, al igual que para otros muchos y muchas pacientes que mantienen muy ocupado al Lenín Fonseca.
El primer diagnóstico tuvo que ser ratificado por una junta de médicos que pidió más exámenes y cambió el diagnóstico para decidir una delicada cirugía esa misma noche que salvó la vida de mi hermana.
Unos tres días más de atención especializada y observación, y luego más exámenes, más tomografías, nuevas reuniones de especialistas y fue dada de alta mi hermana en completa recuperación, con medicamento para distintas dolencias encontradas y una cita para dentro de un mes si no hay ningún inconveniente en medio.
Aprovechando mi condición de viejo periodista logré contactarme ya en el último día con la directora Gaitán y amigos en el MINSA, pero sólo para saber si la cosa iba para largo y tendría que buscar plata, pues sí se gasta algo uno si quiere estar transportándose (2.50 por kilómetros en bus en Managua) y comunicándose entre la familia de manera rápida con celulares.
Ya todo estaba hecho y para lo único que me sirvió el contacto y la respuesta amable de la directora del Lenín Fonseca fue para señalarle algunas carencias mínimas en la sala adonde estaba internada mi hermana, lo que era resuelto por los mismos familiares de los pacientes.
La Dra. Gaitán, en vez de enojarse, me agradeció los señalamientos, me dijo que ya tenía noticias sobre ello y que esas informaciones "nos sirven mucho para tratar de seguir mejorando cada día más".
O sea, mi familia y yo, beneficiados por el enorme cambio en la salud pública de Nicaragua, y encima recibiendo agradecimientos de parte de las autoridades por señalarle defectos o carencias realmente mínimas, que se encuentran igual muchas veces en los carísimos hospitales privados.
Yo me sentí realmente muy apenado y avergonzado ante los doctores Cáceres y Gaitán, pero es que no pude evitar mi suspicacia periodística para andar buscando pequeños defectos en medio de tantos logros. Y no tuve palabras, ni las tengo ahora para agradecer al sistema de salud, al personal del hospital, a Daniel y al gobierno del FSLN por lo que han hecho en menos de cinco años para transformar tanto todo esto.
Y creo que al final quizás hice bien en buscar defectos, pero ya nadie me puede venir con el cuento de que las cosas no han cambiado en Nicaragua, especialmente para atender la salud, así como la educación, la vivienda, el agro, los créditos y las oportunidades que se le habían negado a los pobres del país por lustros.
Podría ser una lección para mis colegas que laboran en medios del antisandinismo para que busquen errores y defectos, que está bien hacer eso, pero que no censuren los grandes logros y avances de un gobierno preocupado principalmente por los pobres y por todo el país y su progreso.
No pensemos en votos o cuestiones partidistas. Seamos profesionales y digamos la verdad. Y si buscamnos errores que sea para bien y no sólo para tratar de destruir lo tanto que hemos avanzado en tan poco tiempo.
Gracias Dra. Gaitán, gracias Dr. Cáceres y compañeros, gracias MINSA..., y gracias Daniel, gracias Rosario, gracias FSLN..., gracias revolución sandinista.
Es lo menos que puedo decir con el corazón.
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