Un muchacho se hizo un barquito de madera y salió a probarlo
en el lago, pero sin darse cuenta, el botecito impulsado por un
ligero viento fue más allá de su alcance.
Apenado corrió a pedir ayuda a un muchacho mayor, que se
hallaba cerca, que le ayudara en su apuro.
Sin decir nada el muchacho empezó a coger piedras y echarlas,
al parecer en contra del barquito; el pequeño pensó que nunca
tendría su bote otra vez y que el muchacho grandote se estaba
burlando de él; hasta que se dio cuenta que en vez de tocar el bote
cada piedra iba un poco más allá de este y originaba una pequeña
ola que hacía retroceder el barco hasta la orilla.
Cada piedra estaba calculada y por último el juguete fue traído
al alcance del niño pequeño, que quedó contento y agradecido
con la posesión de su pequeño tesoro.
Reflexión
A veces ocurren cosas en nuestra vida que parecen desagradables,
sin sentido ni plan y hasta nos parece que más nos hunde; pero
si esperamos y tenemos confianza en Dios nos daremos cuenta
de que cada prueba, es como una piedra arrojada sobre las aguas
de nuestra vida, que nos trae más cerca de nuestro objetivo.
La vida podríamos verla como un laberinto con muchos caminos por
tomar, en él camino que elijamos podemos estrellarnos contra las
paredes cuando las circunstancias son difíciles, pero porque
angustiarnos, preocuparnos o renegar de los problemas, tomemos
una actitud positiva...... ¡ Que ! .......¿ es difícil? ¡ claro que lo es !
Pero obviamente no construiremos nuestra pirámide en veinticuatro
horas, debemos perseverar, porque ni el talento ni la suerte ni las
buenas relaciones interpersonales ni las buenas posiciones, nos pueden
ayudar solo perseverando podemos alcanzar nuestras metas.