La cantidad de nacimientos de varones crece con respecto a la de las niñas. Este curioso fenómeno se da principalmente en los países más poblados: China e India. ¿Qué efectos sociales nuevos se van a producir al haber una mayor cantidad de hombres? ¿Por qué las familias realizan abortos selectivos de mujeres? ¿Se puede incluir esta práctica dentro de la misoginia y la discriminación hacia la mujer?
Un mito que extrañamente se hizo popular algunos años atrás indica que existe una enorme cantidad de mujeres por cada hombre. Lejos de ser cierto, la proporción entre ambos géneros siempre fue similar a lo largo de la historia.
Los procesos migratorios y las guerras fueron factores artificiales que alteraron esta equidad numérica natural. Cuando estallaban guerras, las ciudades quedaban vacías de hombres que habían sido reclutados y nunca regresaron. En cambio, por ejemplo en América, durante las migraciones de fines del siglo XIX hasta mediados del XX, llegaban olas de hombres solos provenientes de Europa en busca de un futuro económico más próspero para brindarles a sus familias.
Estos desplazamientos contribuían a desequilibrar la balanza demográfica de género en los países americanos.
Pero actualmente el promedio mundial de nacimientos favorece a los hombres, ya que existen 104 hombres por cada 100 mujeres que nacen. Las proyecciones indican que la brecha se va a ir ensanchando con el correr del tiempo.
Causas de la disparidad
Uno de los factores es la elección prenatal del sexo del bebé, que por factores culturales en varios países, como China, India, Afganistán, Nepal, Pakistán, Corea del Sur y Vietnam, suelen optarse por varones en lugar de niñas.
Las ecografías permiten conocer el sexo del niño antes de nacer, lo que fomenta los abortos inducidos o bien el infanticidio femenino en algunas regiones en las que no se tiene acceso a la tecnología del diagnóstico por imágenes.
Pero no sólo en Asia se produce la discriminación a la mujer por nacer, ya que la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa adoptó días atrás la Resolución 1829 que condena la selección prenatal del sexo.
La conclusión del organismo dictaminó que el aborto debe ser regulado por el Estado, ya que la selección prenatal del feto “es contraria a los valores básicos europeos”, aunque es muy difícil determinar si se realiza por selección de sexo o por algún otro motivo.
Según un dossier publicado en la revista británica de medicina The Lancet, en India y Vietnam la cifra promedio de nacimientos es 112 niños por cada 100 niñas. En China, la proporción se eleva a casi 120 por 100, pero en algunas zonas rurales se registran 130 niños por 100 niñas.
Mientras que en Europa oriental, Azerbaiyán, Georgia, Armenia, Serbia y Bosnia la relación es de 115 varones por cada 100 mujeres.
Así, la principal causa de la expansión del abismo entre la cantidad de hombres y mujeres es estrictamente artificial.
Misogina en China
No es extraño que este fenómeno altere el promedio mundial, ya que en los países cuyas poblaciones son más numerosas existe una cultura misógina que viene mucho antes de la formación del estado-nación.
En China, por ejemplo, el fenómeno se da principalmente en el campo, ya que los hombres son más aptos que las mujeres para las duras tareas rurales. Además, la política de un solo hijo implementada a fines de la década del 70 produce que los matrimonios decidan tener niños antes que niñas.
Sin embargo, a diferencia de India, la selección del sexo se suele realizar entre las clases bajas, que no tienen acceso a ecografías, por lo que se abandona a las mujeres en orfanatos estatales dedicados a ese fin.
Un documental difundido en la televisión occidental en la década del 90 titulado “Las habitaciones de la muerte” demuestra cómo las niñas son aisladas y dejadas en condiciones extremas en esos depósitos de personas.
La indignación que causó esa práctica aberrante obligó al gobierno de Pekín a suavizar la discriminación contra la mujer y a elevar su estatus social, permitiendo que accedan a importantes puestos dentro del gobierno y de las empresas estatales.
En tanto, la política de un solo hijo se ha distendido, ya que cada vez hay más familias de clase media que acceden a pagar la multa establecida por un segundo nacimiento y además los prejuicios sociales se están dejando paulatinamente de lado.
Prejuicios en India
En cambio, en India, la elección de sexo se suele dar en las castas mejor posicionadas.
De acuerdo con el demógrafo francés Christophe Guilmoto, en India muchas parejas que tuvieron una primera hija mujer deciden interrumpir el embarazo cuando la ecografía del segundo embarazo revela que va a nacer una niña.
Actualmente, entre los niños menores de 6 años existen 7,1 millones más de varones que de nenas, mientras que el total de hombres supera en 40 millones al de las mujeres, en una población de 1.200 millones de personas.
En los últimos treinta años se produjeron doce millones de abortos selectivos en India, aunque esta práctica fue prohibida en 1994. Luego, en 1996 fue aprobada la Ley de Técnicas de Diagnóstico Prenatal con el fin de prohibir que los médicos revelen a los padres el sexo del feto.
Aunque, las escasas condenas por practicar abortos, sean selectivos o no y los sobornos de las familias adineradas provocaron que varios médicos continuasen revelando el sexo del feto.
Además, en India las familias continúan eligiendo a los hombres porque en varias castas son los que sustentan el hogar mediante el trabajo y también son los que se ocupan del cuidado de los mayores. Por el contrario, a la mujer, en general se la prepara solamente para ser madre, mientras que al casarse, aun en diversas regiones, los padres deben dar la dote.
Consecuencias
El creciente desequilibrio demográfico entre hombres y mujeres va a producir diversos efectos en las sociedades.
La soltería irremediable en la que van a caer varios hombres constituye una frustración para la sociedad china, que está habituada al matrimonio.
La mayor cantidad de nacimientos de varones profundizará poliandria forzada, o sea una mujer deberá ser compartida por varios maridos generalmente de manera forzosa, como ya está sucediendo en algunas regiones de India.
Además, se va a estimular la trata de personas con fines maritales en Asia y la compra de esposas por parte de los hombres adinerados.
Los rasgos discriminatorios presentes en varias culturas sumados a la tecnología que aportan las ecografías, cada vez más precisas en las primeras semanas del embarazo, acentúan este curioso fenómeno que avanza lentamente desde hace algunos años, pero que tiende a profundizarse.
Esta es una nueva forma de violencia de género, que se manifiesta contra las mujeres y niñas incluso antes de que nazcan.