Como todo en este mundo, puede ser fuente de alegría o de disgustos. También de noticias y discusiones, y hasta poner en tela de juicio al todopoderosa ADN. Me iré explicando: Cuando nos casábamos era motivo de una alegría indescriptible el anuncio de la llegada del embarazo de la mujer. Colmaba nuestra ilusión, y si se retrasaba, la desazón se desataba en el nuevo matrimonio – así le llamábamos antes-que desaparecía y el cielo se abría cuando, ¡por fin! llegaba el ansiado embarazo.
Ahora como la mayoría tienen otras “prioridades”, hacen lo imposible por retrasar la llegada del retoño, o de los brotes verdes- que diría el otro-, y si el cálculo que se había hecho ha dado al traste con las previsiones, el disgusto puede ser de tal magnitud que se pude llegar a medidas drásticas, que tienen otra calificación.
Otra noticia que alarma al personal es decirle que la caída de la fertilidad masculina podría deberse al uso de ordenadores, telefonía móvil,etc. Todo ello sin demostración científica, ya que habría sido internet la que podía haberlo “colgado” y difundido.
Origen de leyes ha llevado al semen de los bancos de ídem a los tribunales; estos se van decantando porque existan registros y expedientes del material reproductivo. Todo ello, y es justo, para que los hijos – si lo desean-puedan tener conocimiento, dicen, al llegar a la mayoría de edad, de quienes fueron sus padres biológicos. Si bien poco han hecho por ellos, en fin es algo que a nadie se le puede negar.
Naturalmente esto ha cuestionado el anonimato de los donantes de gametos y con ello ha llevado a la disminución de los mismos y el negocio que conllevaba. En esto, como en la vida, nunca llueve a gusto de todos, y es que cuando los medios para conseguir algo no se para ni en modos ni en formas, la lluvia pueden ser tormentas destructoras.
Y con tanto jaleo de niños robados y desaparecidos, el ADN, que tantos disgustos puede dar, hay quien le niega validez; y hasta alguien puede decir: el ADN diga lo que diga, yo se que este hijo es de mi marido.
Otros elegir como familia a quien quieran, porque si puedo elegir el cambio de sexo y figurar con otro distinto, ya que me siento incómodo con el que nací, podre hacer lo que quiera, faltaría más.