Debido a los materiales precarios y las tecnologías obsoletas que se utilizaron para levantar las plantas nucleares chinas, y a partir del desastre de Fukushima en Japón, el mundo está alerta ante una posible catástrofe atómica. Pekín tiene planeado construir más de 50 reactores en nueve años, mientras que el lobby nuclear junto con el gobierno chino firmaron contratos apresurados, sin priorizar la seguridad. ¿Qué sucederá con las centrales cuya vida útil está llegando a su fin?
Antes de 2020, China se va a convertir en la primera potencia económica mundial. El ritmo imparable de crecimiento se mantiene constante desde hace más de tres décadas.
Para alcanzar el primer lugar en la economía, la industria china requiere de cada vez más fuentes energéticas, dado que sus propias reservas de gas y petróleo se encuentran por debajo de sus necesidades. Por eso, Pekín va a incrementar la explotación de carbón, que es altamente tóxico y paralelamente va a construir entre 50 y 60 nuevas plantas nucleares, antes de 2020, para generar electricidad.
Centrales nucleares obsoletas
Sin embargo, desde que China se convirtió en un país nuclear, la tecnología que utilizó para construir los reactores no corresponde con los estándares de seguridad internacionales.
Las 14 centrales nucleares chinas producen el 2,3% del suministro eléctrico del país. El objetivo para 2030 es que la producción de energía eléctrica a través de las plantas nucleares supere el 30%, para hacer frente a las deficiencias de suministro de hidrocarburos.
Varios cables publicados recientemente por WikiLeaks afirman que el gobierno de Pekín manifiesta su preocupación desde 2008 por el futuro de su energía nuclear, principalmente el de las plantas ya existentes.
Además, se revelan deficiencias en las inspecciones de seguridad y el temor a que la vida útil de los reactores llegue a su fin antes de lo previsto por haber sido construidas de manera precaria.
El desastre de Fukushima en Japón alertó aún más al gobierno chino, que redobló el control de seguridad en los últimos meses.
Los cables filtrados por WikiLeaks revelan además que el lobby nuclear presionó al gobierno para construir centrales sin priorizar la seguridad de los reactores. Asimismo, Pekín pretende no sólo estar entre las primeras economías mundiales, sino también aspira a ser líder en el terreno comercial, militar, tecnológico y nuclear.
Refuerzos en la seguridad
La primera central nuclear china que utilizó la tecnología denominada CPR-1000 fue Ling Ao-3 y se puso en marcha en julio de 2010. WikiLeaks reveló que el lobby nuclear encabezado por la compañía norteamericana Westinghouse presionó para que China adoptara esta tecnología.
Sin embargo, los reactores actuales son más seguros y utilizan tecnología de tercera generación denominada AP-1000, que según expertos en materia nuclear es cien veces más segura que la CPR-1000. Evidentemente, China está un paso atrás en cuestión de seguridad nuclear.
Los nuevos reactores de tecnología AP-1000, que China hasta 2013 no va a construir, tienen la ventaja de que en caso de accidente, se desconectan automáticamente, a diferencia de lo que sucedió en Fukushima, que continuaron operando sin control.
Los contratos firmados por el gobierno de Pekín todavía establecen la construcción de docenas de plantas nucleares con la tecnología antigua aportada por Westinghouse.
Según WikiLeaks, tanto el gobierno como los representantes de la empresa niegan que los reactores actuales sean inseguros y presentan como única limitación el potencial humano capacitado para construir dichas plantas.
Inseguridad Nuclear
No sólo la utilización de materiales baratos y el carácter obsoleto de las plantas son el mayor peligro para China, sino que el tratamiento de los desechos, altamente radioactivos, es un grave problema no sólo para Pekín, sino para todos los países nucleares.
El reciclaje de los restos de uranio y plutonio requiere de una gran inversión tecnológica para evitar que sean nocivos para el medioambiente y la salud. Partiendo de lo precario de la mayoría de las centrales nucleares de China, es difícil imaginar que Pekín invierta demasiados recursos en reciclar los desechos de los reactores.
Mientras Alemania planea abandonar la energía nuclear para el año 2020, China va camino a aumentar su dependencia. En tanto, el poder del lobby nuclear mundial produjo una complicidad entre el gobierno de Japón y TEPCO, la empresa que administra la central de Fukushima.
Tres meses después del desastre, TEPCO reconoció que el daño de uno de los reactores se produjo durante el terremoto, antes del tsunami. Esto demuestra la vulnerabilidad de las centrales nucleares en zonas sísmicas.
China firmó contratos con empresas nucleares dos meses antes del accidente de Fukushima, por lo tanto deberá respetarlos a pesar de que la mayoría de los reactores que se van a construir no sean lo suficientemente seguros.