El índice de desarrollo humano descenderá en un 15% en 2050 si el calentamiento global y el actual modelo productivo no cambia. Es la dura conclusión a la que llega el informe de 2011 del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). “Se trata de la forma en que elegimos vivir nuestra vida, conscientes de que todo lo que hacemos tiene consecuencias para los 7.000 millones de habitantes del planeta”, advierte Helen Clark, administradora de esta agencia de Naciones Unidas.
El próximo verano, junio de 2012, el mundo tendrá una nueva ocasión para tomar medidas para mejorar la relación entre hombres y medio ambiente en la Conferencia de la ONU sobre el Desarrollo Sostenible. El calentamiento del planeta y la falta de respeto a la Naturaleza será, según el informe del PNUD, un peligro grave para los avances realizados hasta ahora a favor de los más pobres del planeta. Desde 1970 y el año 2010, los países con peores índices de desarrollo humano avanzaron en la tabla un 80%. Y si en los próximos 40 años la tendencia sigue como hasta hoy, esos países más pobres alcanzarían para 2050 un nivel de desarrollo humano igual o mejor que los países que ocupan los primeros puestos de la tabla. Sin embargo, el PNUD advierte que todo ello pasa porque los gobiernos tomen “medidas decididas para frenar el cambio climático, evitar la degradación del medioambiente y reducir las desigualdades en acceso a la salud, educación e ingresos entre países y los propios ciudadanos de cada país”.
Ya hoy, la mitad de los casos de hambre y desnutrición que se dan en el mundo tienen que ver con factores medioambientales, por sequías, por desastres naturales o por contaminación de las aguas… Y si no se pone remedio, el deterioro del medioambiente puede llevar a que el precio de los alimentos siga aumentando, hasta llegar a un incremento del 50%, según alerta el PNUD. Las consecuencias de los altos precios de la comida pueden suponer graves retrocesos en la lucha contra la pobreza.
En la pasada cumbre del Clima de Durban, quedó claro que los gobiernos no tienen como prioridad la reducción del CO2. La crisis económica ha hecho que países como Canadá declaren que no van a cumplir sus compromisos con Kioto, ni con el medioambiente. Los países emergentes tampoco ven claro que su crecimiento se vea perjudicado si son más limpios. Sin embargo, los expertos nos insisten que una buena calidad de vida no tiene por qué ir acompañada de un alto consumo de carbono y con la destrucción del entorno que nos rodea. En la actualidad, los gobiernos destinan más de 300.000 millones dólares a subvencionar el uso de combustibles fósiles en vez de hacerlo para la mejorar la sostenibilidad del planeta.
Desde el PNUD se recomiendan medidas para mejorar nuestra relación con el medioambiente. Por un lado, establecer políticas encaminadas a mejorar los derechos reproductivos y a controlar el crecimiento demográfico. A menos población, menos presión al medioambiente. También, explica que hay que mejorar y apoyar más las iniciativas de desarrollo sostenible que se dan en el mundo, pero con especial atención a las comunidades más pobres. Para ello, hay que cambiar el objetivo de rendimiento y rentabilidad económicos, por los de la sostenibilidad, el desarrollo común y la solidaridad. Por último, añade que hay que fomentar la participación de la ciudadanía en las políticas medioambientales para conseguir un mayor apoyo y cumplimiento de las mismas.
Se agota el tiempo. El calentamiento global está llegando a unos límites de no “retorno”. Los expertos advierten de que si la temperatura de la Tierra sigue aumentando habrá importantes consecuencias: miles de especies desaparecerán, subirá el nivel del mar y se inundarán zonas costeras y millones de personas sufrirán la escasez de agua y de alimentos. Un futuro que aún podemos cambiar. Está en nuestras manos.