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actualizado 13 de febrero 2012
Europa: el suministro de gas, a merced del frío y de Rusia
Por primera vez el frío, y no los problemas políticos, forzó a Rusia a enviar una menor cantidad de gas a Europa
Por Maximiliano Sbarbi Osuna
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Una vez más la Unión Europea (UE) se vio afectada por el corte del abastecimiento de gas por parte de Rusia. Europa se ha protegido del monopolio ruso del gas con diversas jugadas geopolíticas, pero esta vez la ola de frío polar fue más fuerte que los acuerdos entre Bruselas y Moscú. ¿Continuará la paralización del suministro de energía hacia Europa? ¿Está resuelta la guerra del gas? ¿Qué movimientos está realizando Estados Unidos para evitar que el Kremlin presione a la UE?

El frío intenso que está congelando a Europa por estos días alcanzó el norte de África, llegando a nevar incluso en Argelia.

Dado que la Unión Europea importa un 40% del gas que consumen sus industrias y para uso doméstico, el bloque teme que se reediten los cortes de del suministro que Moscú le provee y retornen las crisis del gas de 2006 y 2009, cuando el continente tuvo que paralizar una parte de la producción y varias personas murieron de frío por la falta de calefacción.

Efectivamente, Gazprom, la empresa rusa que monopoliza el gas en Eurasia reconoció que disminuyó un 10% el abastecimiento del gas hacia Europa, pero países como Italia y los del este europeo denuncian haber recibido un 30% menos.

Bulgaria, Eslovaquia, Austria, Hungría, Polonia y Grecia vieron disminuido el suministro de gas, mientras que Alemania, Italia y Rumania sufrieron más prolongada la parcial merma del hidrocarburo.

Italia, que debe importar el 90% del gas que consume no sólo se vio perjudicada por la medida de Moscú, sino que el mar turbulento interrumpió las operaciones en la terminal de gas natural licuado Rovigo.

Pero el suministro proveniente de Argelia suplió en alguna medida la falta de gas.

Frío Paralizador

El corte del abastecimiento de combustible desde Rusia, debido al frío, es inédito, dado que las anteriores interrupciones se efectuaron por diferencias en el precio del servicio entre Moscú y los países intermediarios de Europa –Ucrania y Bielorrusia-.

El descenso de las temperaturas forzó a que el gran proveedor de gas mundial se viese afectado por el aumento del consumo interno.

Ucrania fue hasta 2004 un país que se encontraba políticamente dentro de la órbita rusa, pero la Revolución Naranja promovida por ONG occidentales propició un cambio de gobierno alineado con la UE y Estados Unidos.

La reacción de Moscú se manifestó con el aumento de los precios del gas a Ucrania, que antes recibía un trato preferencial. Ante la imposibilidad de cumplir con los pagos, Rusia cerró el gasoducto que abastecía a Ucrania, pero continuó con el envío a Europa.

Sin embargo, se comprobó que el gobierno ucraniano estaba utilizando el gas que debía llegar a la UE, lo que produjo una corta pero profunda crisis energética en el viejo continente.

Algo similar sucedió con el otro intermediario, Bielorrusia, en 2009.

Del proyecto Europeo a la dependencia de Rusia

La UE intentó independizarse de la presión que el Kremlin ejercía sobre sus ex satélites y sobre Europa misma con el monopolio del gas, ya que no sólo controla el suministro, sino también los precios.

Para ello, Europa planificó el gasoducto Nabucco, que va a costar más de 10 mil millones de dólares y que va a llevar el gas desde Irán, Irak y Azerbaiyán hacia el este europeo, atravesando Turquía y zigzagueando para evitar el paso por el territorio ruso.

Pero, surgieron dos problemas que mataron al proyecto antes de nacer. El primero comprende la inestabilidad de Irak, que en parte ya está solucionada y los compromisos de Azerbaiyán con Rusia. Además ese país tiene grandes cantidades de petróleo pero no de gas.

Y ahora se suma el bloqueo petrolero europeo a Irán, con lo que el gasoducto Nabucco no va a contar con fuentes de hidrocarburos.

Pero, el segundo problema está relacionado con la fractura interna del bloque europeo. Los países poderosos y más industrializados pactaron con Rusia, a espaldas de los países orientales de la Unión y de los polémicos intermediarios, la construcción de dos importantes proyectos: el Nordstream y el Southstream, que van a transportar gas directamente desde Rusia hacia Alemania e Italia.

Además, Rusia recuperó a Ucrania, ya que en las elecciones de 2009 triunfó un aliado de Moscú.

Por lo tanto, los Estados orientales dentro de la UE se vieron traicionados por los países centrales.

Ante la gran dependencia de Rusia, Estados Unidos movió sus fichas y estableció acuerdos con los países orientales de la UE para mejorar su infraestructura de gas. Días atrás, la secretaria de Estado Hilary Clinton anunció en Bulgaria que la empresa norteamericana Chevron modernizará el tendido de gas búlgaro.

¿Un futuro gélido?

Europa tuvo que adaptarse al juego de Rusia, que logra ejercer presión sobre el bloque mediante el gas. Esta es la primera vez que Moscú no alcanza a cumplir con la cantidad prometida de gas debido a las bajísimas temperaturas que afectan a esa región.

Por otro lado, cada vez que Rusia necesita imponer algún tipo de política comienza la guerra del gas. En tanto, la UE no ha logrado evitar bailar al compás ruso, sino que los países más importantes se han aliado al juego del Kremlin perjudicando a sus aliados menores.

Sin embargo, Rusia tira de la cuerda hasta cierto punto, ya que casi la mitad de sus exportaciones está dirigida hacia la UE, y no es prudente para Moscú ahogar económicamente a Europa. De esta manera, será infrecuente un nuevo corte del suministro energético por razones políticas, ya que los intermediarios han sido salteados en un caso y cooptados en otro.

Solamente el clima decidirá si la infraestructura del mayor proveedor de gas seguirá causando problemas a la UE en este duro invierno europeo.

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