La estructura de las organizaciones criminales mexicanas está comenzando a cambiar, principalmente porque los cárteles encontraron una resistencia armada y una sociedad con instituciones débiles. Es probable que las grandes estructuras del narcotráfico se descentralicen en poderosas maras que actuarán aisladamente, pero que tendrán la contundencia de sus predecesores. ¿Cómo será la nueva trama de la violencia?
El tipo de violencia que ejercen los cárteles de la droga mexicanos, convertidos muchos de ellos en organizaciones criminales que exceden el narcotráfico, está comenzando a cambiar.
Los imperios de la delincuencia, que secuestran migrantes, trafican armas, esclavos sexuales, y drogas están comenzando a dispersarse para formar organizaciones poderosas pero más pequeñas.
Además, los capos mafiosos dejarán de ser tan conocidos y las organizaciones se dividirán en grupos de pandillas, comandados por ignotos cabecillas, que heredarán gran parte del poder logístico de los cárteles narco y mantendrán el mismo nivel de violencia y poder de corrupción y de penetración en las instituciones políticas, judiciales y policiales.
Un documento elaborado por el grupo de análisis Southern Pulse denominado “Más allá de 2012” y publicado por el diario mexicano Excelsior confirma lo que muchos analistas vienen previendo: la balcanización y dispersión de las células criminales.
De organizaciones narco a violentas maras
Es muy probable que los grandes líderes de las organizaciones criminales actuales vean desplazado su poder hacia 2014, que será reemplazado por las pandillas o maras, que podrían actuar de manera más violenta que los mismos cárteles.
El origen del término maras proviene posiblemente de las organizaciones urbanas estudiantiles surgidas en 1959 en Guatemala cuando alumnos de escuelas públicas conformaron el Frente Unido Estudiantil Guatemalteco Organizado (Fuego). Estas pandillas se desplegaban por las calles del centro de la capital como las hormigas marabuntas.
Pocos años antes había sido estrenada la célebre película protagonizada por Charlton Heston.
Las nuevas bandas criminales dejarán de ser ejércitos como los cárteles de Sinaloa, y los Zetas, sino que serán pandillas que ya existen y que se dedican a la venta de drogas en Estados Unidos, su principal fuente de financiamiento.
El informe señala que el modus operandi será similar al de las organizaciones criminales actuales, pero menos numerosas en su composición y además destaca que los periodistas estarán más en riesgo que en la actualidad.
Siguiendo esta línea de pensamiento y los indicios que surgieron durante el gobierno del actual presidente, Felipe Calderón, los grandes cárteles fueron dividiéndose.
En ese sentido, es muy probable que las pandillas sean más difusas, pero que propinen golpes igual de contundentes contra las instituciones y la sociedad.
Además, el documento informa que las poderosas pandillas callejeras utilizarán las redes sociales e Internet como armas, principalmente Youtube y Twitter.
Ejemplos de cárteles disgregados
Existen casos de organizaciones que se formaron a partir de restos de grupos más grandes, como la Mano con Ojos, una rama del cártel de los Beltrán Leyva; los Caballeros Templarios, derivados de La Familia Michoacana.
Auque existen otros, como Los Zetas, que comenzaron como simples grupos de ejecutores del cártel del Golfo pero evolucionaron en algo muy diferente, ya que hoy son un Ejército de elite que logró salir del estado de Tamaulipas y conquistar otros territorios, inclusive extendió su presencia hacia Guatemala y El Salvador.
Otro ejemplo es La Línea, una pandilla de Chihuahua que reemplazó al cártel de Juárez, su mentor inicial. Además existen los Matazetas, que de acuerdo con algunos analistas son una organización paramilitar y otros afirman que son un desprendimiento del cártel de Sinaloa, que de acuerdo con la DEA ya está instalado en Costa Rica.
¿Cómo se detiene la violencia?
Es de suponer que el cambio de estrategia de los narcos se debe fundamentalmente a la reacción del gobierno mexicano, que intentó sin éxito combatir a los cárteles que operaban sin mayores problemas. Pero lo más importante es que las organizaciones pueden moverse mejor en pequeños y poderosos grupos en un terreno con instituciones debilitadas y un nivel de violencia sorprendente.
Estados Unidos seguirá apoyando el envío de insumos bélicos hacia México, lo que constituye más del 80% de las armas que usan los cárteles. A cambio provee de agentes especiales y dinero para el Plan Mérida, con lo que se repite el sistema del drenaje del dinero público -de los contribuyentes estadounidenses- hacia las organizaciones privadas -las mafias de la droga en México y sobre todo en Estados Unidos-.
Y además, Washington evitará combatir con firmeza a los grandes señores de la droga en su territorio para que la guerra que desangra a México no traspase la frontera.
La nueva violencia estará descentralizada, pero el modo de financiamiento será el mismo.
De este modo, más allá del deterioro de la sociedad, un factor importante del incremento y fragmentación de la violencia son los más de 7 millones de jóvenes que no estudian y carecen de un empleo. Un programa de desarrollo social adecuado podría revertir los efectos dejados por esta guerra que ya devastó a México con una sociedad aterrorizada, un poder corrompido y más de 50 mil muertos.