Hace más de cuatro décadas, la apertura de Estados Unidos a la China Maoísta conmocionó al Japón y resto del Continente Asiático. Hoy, a contrario sensu, la visita de su Secretaria de Estado, Hillary Clinton, ha conmocionado a China. A nivel diplomático, acaso signifique la visita más relevante de un funcionario estadounidense a la región desde la misión secreta de Henry Kissinger a Pekín, en julio de 1971.
Aquel precedente constituyó toda una revolución diplomática; La reanudación de las relaciones entre ambos países modificó el equilibrio mundial de poder en plena Guerra Fría, allanando el terreno para que China abriera su economía, incidiendo con tal decisión en la forma del mundo actual.
Lo actuado y expresado por la señora Clinton en su gira asiática marcará el final de la era emprendida por Kissinger, quizá sea el comienzo de una nueva fase distinta, dejando muy en claro que su país no aceptará la pretensión de China de ejercer la hegemonía regional.
La alta funcionaria, en la cumbre de la Asociación de Naciones del Asia Sudoriental, celebrada en Hanoi (Vietnam), impugnó ante Yang Jiechi, Ministro chino de Asuntos Exteriores, la afirmación de Beijing, de que su soberanía sobre las islas Spratly del mar de la China Meridional fuese un “interés fundamental”.
La intervención de Clinton fue todo un impacto para China, aunada a la calurosa reacción que recibió de sus anfitriones vietnamitas. Ha surgido un miedo generalizado en Asia de pretender utilizar su creciente fuerza marítima para dominar la explotación de las aguas, ricas en hidrocarburos, del mar de la China Meridional y sus rutas de navegación, que son las de mayor tráfico marítimo del mundo.
Los vínculos militares entre EU y la unidad elite de las fuerzas armadas de Indonesia (suspendidas por decenios), se reanudaron durante la gira asiática de Clinton. Una fase posterior de las maniobras ocurrió en el mar Amarillo, aguas internacionales muy próximas a China, como diáfana demostración del compromiso de los EU con la libertad en los mares de Asia, seguida por la visita de uno de sus portaviones a Vietnam, la primera desde que concluyó aquella guerra hace más de 35 años, la que fue su mayor fracaso.
Ahora, mientras sigue en declive el poderío de EU, el ascenso de China se reafirma. Ya es la segunda potencia económica del orbe (superando a Japón y Alemania). Lo que es más, por la importante parte de la deuda estadounidense que posee, Pekín tiene en sus manos el destino del dólar.
Los dirigentes chinos en 2005 anunciaron una política orientada a lograr un “mundo armonioso”, fijándose como objetivo relaciones amistosas con otros países, en particular sus vecinos cercanos, pero en agosto de 2008 el Comité Central del Partido Comunista declaró que “la labor en materia de asuntos exteriores debe contribuir a la construcción económica fundamental”. Todas las relaciones exteriores han sido puestas al servicio de los intereses nacionales.
La intransigencia china referente al mar de la China Meridional es consecuencia directa de la bonanza económica que, según sospecha, yace en el fondo del mar; por ello, desarrollar dichas relaciones regionales amistosas, le resulta imposible. En Asia esperan que la visita de Clinton permita a los gobernantes de China entender que donde se ha puesto a prueba y moldea el papel global internacional de su país es primordialmente en dicho continente.
La calidad de vínculos de China con sus vecinos asiáticos será fundamental para forjar su reputación internacional, al indicar a la región y al resto del mundo el tipo de potencia que se propone ser. Que China obtenga un aumento de su participación en la economía global o de su presencia en distintas partes del mundo, será posible únicamente a expensas de EU u otras potencias. Otra clase de movimiento militar que intente, se interpretará como un acto agresivo y expansionista que debe contenerse.
Empero, la economía china seguirá creciendo, su ejército continuará su modernización, y el pueblo se mantendrá unido aspirando ser una gran potencia. Una confrontación al estilo Guerra Fría y una política de contención Occidental, serán muy resistidas por los chinos, cuya influencia mundial, en el ámbito de las finanzas, no puede ser ignorada.
Solamente una estrategia de vinculación paciente, creativa y coherente, mitigará los temores de ambas partes. La ascensión de China es un hecho, que tal ascensión tenga un carácter pacífico y sea perdurable, deberá ser prioridad de sus vecinos, y sobre todo, para EU, lo que coloca al coloso asiático como un adversario estratégico.
* Diplomático, Jurista y Politólogo