En 2011, el mercado mundial de productos de lujo aumentó un diez por ciento. Un incremento impulsado por el gasto de turistas chinos y asiáticos que compran en Europa.
Prada, Cartier, Rolls-Royce o Hublot no conocen el significado de la palabra crisis. “Nuestros clientes son empresarios, banqueros, gente con dinero. Si las ventas disminuyen algo es porque nuestros clientes se enfrentan a un dilema moral en el que no creen apropiado gastarse el dinero en un barco cuando hay gente que no llega a fin de mes, no porque no puedan comprarse un yate”, explicaba un empleado de Marivent Yatchs.
El número de ricos ha aumentado a lo largo de los cuatro años de recesión económica. La última encuesta del Eurobarómetro desveló que en España hay ahora 16.000 ricos más que en 2009. Mientras miles de españoles se enfrentan al paro, a las hipotecas, y las temidas facturas, un pequeño sector se enfrenta al dilema de cuál será el modelo de su próximo coche, reloj, barco o abrigo.
Cientos de concesionarios de gama media han cerrado en España. Sin embargo, el mercado de los coches Premium fabricados en Alemania, como BMW, Mercedes o Audi, viven una época de máximo esplendor. La gran demanda de estos vehículos ha obligado a los fabricantes a aumentar su plantilla e incluso a continuar la producción durante los fines de semana. BMW vendió el pasado septiembre casi 160.000 vehículos, 16.000 más que en el mismo mes del año pasado. Rolls-Royce, cuyos modelos no bajan de los 400 mil euros, aumentó sus ventas un 31% en todo el mundo.
El mercado de los coches de alta gama no es el único que sobrevive a la crisis. La demanda de los viajes de lujo ha aumentado un 25%; la venta de relojes con un precio superior a 30.000 euros remontó un 19% el pasado año. Las pieles, los zapatos y la joyería también sortean la crisis y aumentan sus ventas. Los productores de visón españoles facturaron el pasado año 25,4 millones de euros. Se trata de un aumento del 40,5% respecto al año anterior.
El concepto del lujo ha cambiado. En época de bonanza económica se implantó el concepto de “lujo accesible”. Lo que permitió la expansión de los productos de alta gama por todo el mundo. Ahora el principal destino de los productos de lujo son los países emergentes. Rusia, Brasil y Asia, en especial China, son protagonistas del crecimiento de este sector. China representa el 20% del consumo de productos de lujo del mundo. Una cifra que asciende cada día. Las ventas no se producen sólo dentro de su mercado nacional, aprovechan sus viajes como turistas para realizar sus ostentosas compras.
Las principales calles de Madrid y Barcelona, donde se encuentran las firmas que los venden, han visto cómo se multiplican sus establecimientos y sus clientes. Al tiempo que, amparados en la noche, algunos vecinos en dificultades rebuscan en contenedores de restaurantes y de supermercado.
La recesión económica acentúa las diferencias sociales. Millones de españoles han perdido su empleo, su hogar y sus sueños. La especulación que produjo esta crisis ha enriquecido a una minoría mientras el resto de la población ve disminuido su poder adquisitivo, pierde su trabajo o le embargan su hogar. Son los trabajadores, acusados de vivir por encima de sus posibilidades los que están pagando esta crisis.
El ciudadano común se aprieta cada día más el cinturón para llegar a fin de mes, y cruza los dedos para no perder su empleo. Los ricos desembolsan cantidades ingentes en un Aston Martin, un Ferrari, un visón, una botella de champán, o un pequeño tarro de caviar. No hay límites para un sector minoritario en el que la extravagancia y el lujo son elementos cotidianos.