Este domingo 7 de octubre, para muchos venezolanos será una cita con la libertad y el futuro, y para otros la posibilidad de continuar con un sistema que los trata con excesivo paternalismo y proteccionismo complaciente.
Para las dos Venezuela, la del sueño futuro y la del compromiso presente, este domingo será un día histórico, donde no existe el mañana, y donde las posibilidades de reconciliación nacional dependerá de cómo se gane y cómo se pierda.
Tanto Hugo Chávez, como Henrique Capriles, hoy tienen las mismas posibilidades de ganar la presidencia de Venezuela. La supuesta ventaja de Chávez se ha mitigado casi hasta desaparecer, por la energía, y gran capacidad de movilización de Capriles, quien desde ya es un ganador, un gigante entre los gigantes, por devolverle a un país fraccionado en dos partes, la posibilidad de una esperanza nueva.
Cualquiera de los dos candidatos que resulte electo este 7 de octubre, deberá enfrentar con decisión y sabiduría, el enorme reto, de sacar a Venezuela de la inflación y falta de empleo mas espantosa de los últimos 30 años.
No quiero vaticinar resultados ni ser futurólogo, quiero que gane Venezuela, que el 7 de octubre sea una fiesta cívica, donde no hayan vencedores ni vencidos. Pero lo cierto es que alguien tiene que ganar y alguien perder. Que el ganador asuma su triunfo con humildad, y que el perdedor, asuma su derrota con tolerancia.
Mi corazón esta con Capriles, mis deseos de cambios están con Capriles, mi esperanza de esa Venezuela continental, humana y jurídica esta con Capriles.
Que gane el mejor hombre este 7 de octubre, pero sobre todo que gane Venezuela, pues si el pueblo decide que Chávez debe continuar, el pueblo es el soberano y Chávez deberá continuar.
*Analista y Estratega Político