El pueblo, el ciudadano, tiene derecho a estar informado, tiene derecho a conocer la y/o su verdad. Es un derecho del ser humano, esto es global y no negociable ni discutible. Tiene derecho a conocer todo cuanto dice y hace el gobierno, todo funcionario publico y, al detalle, si así lo exige.
Este régimen, desde sus inicios, anda en todo momento, con la tramoya, la ocultación, la mentira, el engaño, el embuste, el secreto, en todo, para el ciudadano, para el pueblo.
Usa los medios de comunicación que son propiedad de todos para sus exclusivos e interesados fines. La TV, Radio, etc. Y, lo peor, la estructura de su tolda política, como robots, lo secunda.
La dirigencia política, en general, sigue sin reaccionar en la misma medida en que la ciudadanía lo esta exigiendo, demandando, en la calle, parecen ajenos a la realidad moral, socio política y, en ciertos casos, hasta esconden la cabeza como el avestruz, dan la impresión, en algunos casos, que “no les conviene ver” las evidencias.
Parece que no se dan cuenta de que Venezuela, su pueblo, los ciudadanos, el País, se puede salvar de esta catástrofe roja solo si su pueblo, sus ciudadanos, su dirigencia, asumen con valentía y riesgos la sinceridad y el arrojo de llamar las cosas, los desaguisados escandalosos, por su nombre públicamente y actuar, movilizarse organizada y oportunamente con cierta estrategia. La vida es acción.
Veamos hacia Europa, en la medida en que afloran las crisis y las quiebras de los países por mal uso de los recursos de todos, aumentan también, las insurrecciones, la aparición de los indignados: en España, en Grecia, en Italia, Egipto, Yemen, Libia, etc., y cambian los gobiernos, de una u otra manera.
Los Gobiernos autócratas, totalitarios, principalmente, parecen ver, únicamente, amenazas contra ellos en todo, pero no son capaces de observar que los pueblos, las personas, los ciudadanos, toman más y mejor conciencia de la realidad y de allí su furia.
Esa furia contra el gobierno esta fundamentada: por su falta de ética, de moral, sus mentiras, su deseo de permanecer en el poder, su violencia contra el pueblo, ocultar información de la gestión publica y de las cuentas, a disimular y camuflar sus actos de gobierno, a falsear los datos públicos, a esconder la forma como malbaratan, regalan y usan los recursos que le pertenecen al pueblo, a todos.
Venezuela esta en esa vía. Este régimen rojo propaga ilusiones por todas partes, todos los días, no realidades. Ofrecimientos a granel, solo eso. Se escuda, esconde su ineptitud e incapacidad, cada vez más, en las supuestas crisis de otros, en supuestos saboteos desde el imperio, ese personaje mágico y todo poderoso que esta, según ellos, en todas partes. Eso, todo, afortunadamente está llegando a su fin.
Un antídoto contra este régimen es la transparencia. Hay que practicarla y exigirla por todos los medios, sobre todo, con acciones. Es una necesidad y un reclamo de los ciudadanos, del mundo cívico, y de los nuevos tiempos.
Sin pluralidad, verdad y justicia ninguna sociedad va a ninguna parte hoy. Sin medios de comunicación libres no puede haber información y comunicación y todos sus derivados, menos participación.
No se responde a la crisis imponiendo a los ciudadanos que se aprieten más el cinturón e infundiendo en el pueblo miedos incongruentes; se responde con la transparencia de la información: por ejemplo, sobre los impuestos que no se pueden mantener, sobre la débil economía que únicamente podrá frenarse con la producción, sobre esos ingredientes del crecimiento que son la justicia, la igualdad, el mérito, el precio que pueden pagar los ricos y los más afortunados.
La ilusión de que “ojos que no ven, corazón que no siente” no aplica en nuestro caso: hay que ver el mundo, los mercados, la crisis.
Los mercados actúan: pueden ocasionar desastres, pero no anticipan catástrofes al azar: estudian los gobiernos y sacan conclusiones y operan.
Hacerse los locos ante dificultades no es una política, como tampoco lo es hacerse pasar por Estados soberanos que deciden solos, ni hacer caso omiso de un espacio público del que somos responsables al igual que lo somos de la nación.
Existe una Republica y unos compromisos internacionales que traspasan nuestras fronteras, que tiene sus normas y cuyos dirigentes no son emanaciones solo de los Gobiernos, sino que responden a instituciones más amplias. Tomemos como ejemplo el Banco Mundial y otros.
Estamos ante la ausencia de noticias transparentes y del reconocimiento del espacio público Americano y Mundial. Al igual que no hay transparencia sobre los impuestos que es imposible sostener, sobre la producción que necesitamos, desde el punto de vista económico y demográfico.
Estas equivocaciones son en gran parte imputables al gobierno socialista comunista del comisario político de los hermanos castro y a la inercia de sus dirigentes políticos nacionales, sometidos, tal vez, no se conoce a quien y/o a que.
En los días que faltan para el acto electoral se debería escuchar una y otra vez no solo la voz de advertencia, individual, solitaria, sino un discurso claro, coherente y con respaldo político ciudadano, que se enfrente a las “barbaridades económicas actuales de estos rojitos” por un exceso de falsa conducta y un interés absurdo hacia determinados países.
Existen muchas cuestiones sobre las que la Republica, el pueblo, el ciudadano, podría hacer valer su palabra, empezando por los regalos, las misiones nada transparentes, y calificadas por el gobierno de forma abusiva como "de paz", pero usadas para impulsar la lucha de clases, una guerra interna, civil.
Una Comisión Opositora autónoma, consciente de su autoridad, sabría reaccionar ante todas estas cuestiones (las deudas soberanas, las compras de armas, convenios con el eje del mal, etc.).
El primer jefe político opositor camino a la presidencia no debe dudar en rechazar las exigencias de los socialistas comunistas en nombre del pueblo y de la restitución de la Republica de Venezuela.
Hay que salvar a los venezolanos, a sus instituciones humilladas, si es que realmente queremos salvarlas: con la información, con la verdad, pura y simple.
Tips:
• ¿Pondremos en práctica alguna vez el artículo 6 de la CN? “El gobierno de la Republica Bolivariana de Venezuela y de las entidades políticas que la componen es y será siempre democrático, participativo, electivo, descentralizado, alternativo, responsable, pluralista y de mandatos revocables”.
• Evidente: 01. HCR, el flaco, está ganando las elecciones. 02. El comisario de los hermanos castro, saliente, y su círculo rojo, entraron en desespero desde hace un buen tiempo. Ya lo saben. Ya lo sienten. Solo les queda las “pancadas de ahogados”, peligrosas, por cierto. 03. El árbitro ha debido ser cambiado, esta parcializado en favor del saliente, por lo tanto no es garante. 04. Los simulacros y ferias son para distraer a la oposición y convencer a los externos, ganar aliados y neutralizar voces con autoridad. 05. Este pueblo conoce perfectamente que existen los hacker, los black hats, los white hats, los grey hats, los script kiddies, los crackers, etc. Han vulnerado los equipos más sofisticados y seguros de las potencias económicas y militares. Y pueden ser detectados. ¿Hay un equipo opositor para eso?
• Serenidad y confianza, nada de perder la brújula. “Quien está ganando no tranca el juego”, repite la conseja popular.
• El maratón de promesas incumplidas y mentiras del saliente debería realizarse en cada municipio de este país durante estos últimos 30 días.
“Para conocer a la gente hay que ir a su casa”, Johann Wolfgang von Goethe, 1749-1832, alemán, poeta, novelista, dramaturgo, científico.