Sin meterme en política y la educación de algunos, si llama la atención la falta de cultura, es decir la educación en el saber. Ignoro del estrato social del que han emergido, mas bien no han emergido, sino que ese estrato social se ha hecho patente y es el emergente.
La mala educación no sé si va pareja con la falta de formación , o es lo que se lleva, como el desaliño, el lenguaje pobre y soez, los pantalones rotos y toda la zafiedad. Si la educación en centros dedicados a esto, a educar, se han sumergido y nadie emerge. Es lo que tenemos y es lo que hay.
La pobreza del lenguaje y la chabacanería han sido incorporados, tristemente, por la .RADLL, no sé si así son de la las siglas de la que fijaba y daba esplendor a nuestra lengua. Ya no se emplean apenas términos, los habituales de siempre, y cuando se habla en la lengua cervantina, les suenan a huecos, o tal vez ininteligibles para los jóvenes actuales que suelen leer poco.
Temen las preguntas clásicas, huyen de todo lo que se refiera a ciencias, naturaleza, literatura y no digamos religión. Hasta los presentadores de telediario patinan en muchas ocasiones. Meten en el mismo saco a Moisés, a Nerón o al Apocalipsis. Se columpian sin cortarse un pelo, como ahora dicen y todo se contagia. Ignoran, por ejemplo, donde nacen los ríos de España. Colocan en cualquier siglo a personajes archiconocidos por quien tenga la más mínima cultura.
Pero, eso sí, saben los cotilleos. Ignoran el gran cotilleo de Enrique VIII y y la mujer de quien pretendía divorciarse y así surgió lo que aconteció.
Puede excusarse la incultura de quien no ha recibido ciencia, pero de ahí e exhibirse, sin el mínimo sentido del ridículo. Todo se ha perdido menos este sentid o tan apreciado.