A una semana de la elección, siguen los análisis sobre la situación política en Venezuela. Entender el proceso de reconfiguración electoral en el país, luego de la perdida física de Hugo Chávez; no es nada sencillo. ¿Qué pasó el 14 de abril?, en este texto, quisiera plantear en tres momentos una lectura post-electoral:
Clave 1: Liderazgo emergente: Nicolás Maduro se convierte en el primer presidente “chavista” en la historia, sustituir a Chávez nunca fue su tarea electoral, representó la continuidad con la imagen del heredero político. El corto tiempo de la campaña, le impidió mostrar a plenitud sus rasgos propios para el liderazgo de la nueva etapa. ¿Fallaron las encuestas?, los números en las mediciones daban favorable a Maduro, con una posibilidad de dos dígitos para un triunfo contundente. Los resultados definitivos fueron ajustados, la brecha del casi 2% se infiere de las funciones de Maduro como canciller, que lo alejaron durante los últimos 6 años del interior del país y, técnicamente construyó un liderazgo nacional en sólo 10 días de campaña; con la última proclama de Chávez de fondo.
La merma electoral del chavismo, no correspondió a escisiones en la dirección política, pero si al triunfalismo de una parte de los movilizados el 07 de Octubre. Los números no serían tan estrechos si Maduro hubiese logrado polarizar como Chávez, movilizando al máximo sus fuerzas y obteniendo al menos 4% adicional fuera de los migrados a la oposición. Los aliados demostraron que el PSUV sólo no puede ganar, aportando más de un millón de votos claves para la victoria. El PSUV retrocedió casi 2% en relación a Octubre conservando no obstante la hegemonía, hay que señalar que la MUD no es un partido político sólido, su funcionamiento obedece a una unidad electoral de carácter coyuntural, que no necesariamente se repetirá en el futuro con un piélago de partidos de la derecha.
Clave 2: El gobierno y la gestión: Variables estructurales y transitorias de la economía, previas a la elección; jugaron un papel central en los resultados. Aún con precios estables en el petróleo, la presión sobre la moneda nacional por la divisa paralela y otras causas, obligó a una devaluación del Bolívar, aprovechada por los pulsadores de la opinión pública en los medios privados, para deslegitimar las causas expuesta por el gobierno. El “desabastecimiento” de alimentos inducido como táctica política por sectores empresariales, se sumó a los apagones eléctricos; recurrentes por el sabotaje interno y externo, fallas en los servicios básicos, carestía de combustible en las fronteras, presión inflacionaria sobre los bienes y servicios (algunos no dependientes de las importaciones), que influyeron en las zonas urbanas (Capitales) y fronterizas. Se anexan la ineficiencia de sectores en la burocracia estatal – y el fallo en la repolitización permanente para evitar reducir la relación Oprimidos – Gobierno al plano clientelar:
Clave 3: Crisis y referéndum: La crisis política en Venezuela, es un artificio de la derecha, los resultados emitidos por la autoridad electoral son confiables y, no cambiarán luego de las auditorias solicitadas. Son la excusa para activar dos escenarios importantes de desequilibrio: A) Un plan de desestabilización a corto plazo que culmine en la ingobernabilidad y permita un golpe de Estado o la injerencia externa; B) Extender la guerra mediática - económica para agotar al gobierno y, aspirar un triunfo electoral con un referéndum revocatorio a la mitad del mandato.
La reinvención constante de la agenda política, es uno de los sellos que marcó Chávez a nivel nacional e internacional. A Maduro le corresponde resituar la proa luego de una etapa difícil en la izquierda venezolana, fortalecer un liderazgo auténticamente colectivo que no pase sólo por el reciclaje ministerial. La afirmación de un “gobierno de calle - socialista” es la garantía para derrotar a la derecha en un eventual referéndum y recuperar espacios electorales, que facilitaría en cadena una reelección presidencial inmediata después del 2019, pero requiere una intervención a fondo de las estructuras altas y medias del Estado, que permita romper la racionalidad burguesa y el modelo rentístico – petrolero.
@jfortique