La Navidad es historia viva de Dios entre nosotros.
Por nosotros vino al mundo, se hizo luz y camino.
Un camino hacia sí mismo que nos lleva a la Vida.
Y una luz hacia cada uno que nos conduce al Padre.
Camina a nuestro lado, es aire que nos provee de alas.
A nuestra lado está siempre, sólo hay que escucharle.
Observa, déjate guiar, juzga poco, interrógate más.
Que el espíritu de Dios nace en el alma de un Niño.
Con la inocencia de un Niño llegamos a este mundo.
Jesús también llegó a nuestro corazón de este modo.
Necesitamos que nos acojan y nos amen para crecer.
Jesús también busca en cada uno de nosotros su sitio.
El niño Dios continua llamando a nuestra puerta hoy.
No le dejemos. Necesitamos acogerle en nuestra casa.
Siempre nos llama. Nos busca con desvelo cada día.
Abramos nuestras habitaciones interiores a su llamada.
Sería bueno pensar si tenemos espacio para ese Niño,
para ese Niño que clama y que nos reclama atención.
Estaría bien meditar sobre el tiempo que donamos,
para ese Niño que nos quiere y que nos requiere Amor.
Al fin y al cabo, esta es la esencia de la Natividad.
Recogerse y orar para que se cree en nuestro interior
un espacio para el Niño que todos llevamos dentro,
para ese Niño Dios, humano y divino, eterno y tierno.
¡¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!! |