Los elementos para interpretar la crisis se encuentran en los orígenes y marco institucional de la unión monetaria europea. Nunca antes en la historia se había intentado establecer una moneda común sobre bases tan erradas, el resultado fue una bomba de tiempo.
En el capitalismo las crisis son la norma y el estallido era previsible. En la creación del euro hay una ruptura sin parangón en la historia, entre el control de la creación monetaria y el poder soberano de los Estados.
La teoría económica convencional contribuyó a preparar el terreno. El llamado paradigma de la Zona Monetaria Óptima (ZMO) es una pieza fundamental en todo este embrollo.
Tal instrumento se origina en los trabajos de Robert Mundell (premio Nobel de economía) y es utilizado para analizar las ventajas y desventajas de adoptar una moneda común. Las ventajas se expresan en términos de la reducción en los costos de transacción, y las desventajas en las dificultades para realizar ajustes. Esta teoría descansa en bases equívocas.
La teoría de la ZMO sostiene que una unión monetaria se justifica cuando las desigualdades entre economías son lo bastante débiles como para ser manejadas por una política monetaria común. De acuerdo con este razonamiento, se proponen cuatro principios para determinar si las asimetrías son manejables o no.
Los primeros dos requisitos son la movilidad laboral y la ausencia de restricciones a la circulación de capitales. Otro factor es que la evolución de las economías que consideren ingresar a la unión monetaria debe ser comparable: particularmente, con ciclos económicos similares.
De lo contrario, el nuevo banco central no podría aplicar una política macroeconómica coherente, teniendo que promover el crecimiento en una región al tiempo de moderarlo en otra con los mismos instrumentos.
A principios de los años noventa se estimó que un grupo de países de la Unión Europea cumplía con esos tres principios. Otro criterio utilizado para valorar la creación de una unión monetaria es el de las transferencias fiscales.
La política fiscal desempeña un papel fundamental en la reducción de las asimetrías en una región, y por ello la propia teoría de la Zona Monetaria Optima recomienda la existencia de un espacio fiscal común, paralelo al espacio de la unión monetaria. En el caso de la unión monetaria europea la conexión entre poder soberano, creación monetaria y política fiscal se rompió.
Mientras la política monetaria se transfería a un órgano supranacional que no rinde cuentas a nadie, la política fiscal quedó relegada al nivel nacional. Para colmo, se separaron las funciones de tesorería que los bancos centrales podían desempeñar restringiéndose, constriñendo la posibilidad de recurrir a déficits fiscales.
Los estados miembros perdieron la capacidad de recurrir a la autoridad monetaria para financiar su deuda sometiéndose a la disciplina de los agentes financieros privados. La política del neoliberalismo considera que esto es positivo. Basa su argumento en una teoría económica que sostiene que el mercado es un mecanismo auto-regulado y que el dinero es un invento de los agentes económicos (léase, el sector privado) para reducir los costos de transacción asociados al trueque.
Pero ni los mercados se auto-regulan, ni el dinero fue un invento de los agentes del sector privado, ni es cierto que la estabilidad macroeconómica se mantenga a través de la separación entre fiscalidad y soberanía monetaria.
El rompimiento entre política monetaria y política fiscal se justificó (contrario al postulado de la teoría de la ZMO) porque en la ideología neoliberal la fiscalidad no desempeña una función importante debido a que sus efectos se cancelan por las expectativas de los agentes.
En este tema el contraste entre Mundell y Robert Lucas (premio Nobel de economía) no puede ser más evidente. La verdad es que es bien sabido que la teoría de las expectativas racionales es un absurdo y que como guía de la política macroeconómica responde a un enfoque estrictamente ideológico.
En la creación del euro esta teoría sirvió para justificar un marco institucional. La antropología, la historia y la numismática enseñan que el dinero surge relacionado con sistemas de deuda y, sobre todo, con el poder soberano para fijar impuestos que sólo podían ser pagados en la moneda de curso legal.
Lo anterior explica la estrecha relación entre poder soberano y regulación monetaria. Los arquitectos de la unión monetaria europea rompieron este vínculo sentando las bases de la crisis actual.
*Diplomático, jurista, y politólogo.