Hace tiempo, que en algunos países latinoamericanos, los ‘gobiernos progresistas’ con sus ideólogos y sostenedores argumentan sutilmente falsedades e ilusiones con la idea de no volver a hablar de Capitalismo. Es evidente que bajo esta argumentación ocultan la vera efigies que caracteriza a ciertas democracias supuestamente nacionalistas y populares. Las Democracias de Marketing.
Estas Democracias de Marketing en Latinoamérica se empeñan en publicitar la propaganda de que el neoliberalismo es una realidad del pasado, pero sin dejar de lado, herramientas y estrategias de gobierno de un Capitalismo desalmado pero con retoques, que subsiste por la conducción de nuevos grupos oligárquicos y el apoyo de dirigentes sindicales aristocratizados. La organización y acción política de ambos grupos (gobierno-sindicatos con una seudoindependencia de las metrópils capitalistas) tiene como única finalidad embellecer el capitalismo, mientras el proyecto de la lucha por la transformación de la sociedad y la liberación de los oprimidos es pura retórica.
En su operación ideológica este estilo de democracia tiene como eje: la propaganda y el asistencialismo. La primera esta embarnizada de mentira y la segunda destinada a organizaciones y partidos supuestamente anticapitalista. Siendo principalmente la propaganda el pivote de mayor eficiencia. La mentira, o sea, una imagen falsa de la realidad es instalada en la conciencia del electorado; teniendo particularmente fuerte incidencia conductual en las masas.
En la entrevista -“El Liberalismo es la Muerte”- realizado por Dermi Azevedo, Mons. Pedro Casaldáliga (entrevistado) dice que el capitalismo “Es también la mentira institucionalizada, con base en la modernidad, de la técnica, de la libertad y de la democracia. Bellos nombres que deberían tener su auténtico valor, pero que son manipulados y tergiversados. Se trata de una modernidad que ya es posmodernidad, en el Primer Mundo, y una técnica que es puesta como valor absoluto, en función del lucro y una pseudolibertad y una pseudodemocracia. En América Latina salimos de las dictaduras para caer en las «democraduras».
Entonces, en estos tiempos, una Autentica Revolución, en algunos países latinoamericanos debe ir también contra los políticos de marketing, productores ideológicos-reformistas de las políticas burguesas imperiales y capitalistas.