El Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas, concluyeron su investigación sobre los territorios de Cisjordania ocupados por colonos israelíes. En sus conclusiones afirman: “Los actos de ocupación israelí constituyen crímenes de guerra e Israel debe ser considerada responsable”.
Los juristas recomiendan a los países miembros de la Organización de Naciones Unidas y a empresas que comercian haciendo negocios con los territorios ocupados, establecer un régimen de sanciones económicas y políticas al Estado de Israel mientras viole la ley internacional.
En su informe al consejo de 47 naciones, un grupo de investigadores indicó: “Todas las actividades de los asentamientos israelíes son ilegales y se consideran crímenes de guerra según el Estatuto de la Corte Penal Internacional de Roma, así como la Cuarta Convención de Ginebra”.
Los palestinos lo señalaron como “prueba de la política israelí de limpieza étnica” y su deseo de socavar la posibilidad de un Estado palestino. El informe es un paso más en la vía hacia a la Corte Penal Internacional, con sede en La Haya, donde acabará por entrar el caso si no es frenado por una negociación entre israelíes y palestinos.
Según el informe, el gobierno israelí sigue construyendo asentamientos en los territorios ocupados que los palestinos reclaman para un futuro Estado, incluida Jerusalén Oriental y Cisjordania pese a todas las resoluciones pertinentes de las Naciones Unidas que declaran que la existencia de los asentamientos es ilegal y piden su cese.
En la sede de la ONU en Nueva York, la oficina del Secretario General Ban Ki-moon, emitió un comunicado expresando que él ha manifestado repetidas veces su punto de vista sobre los asentamientos israelíes. Tal actividad en el territorio palestino ocupado, incluida Jerusalén Oriental, según el derecho internacional es ilegal y contraria a las obligaciones de Israel para un acuerdo de paz en Oriente Medio.
El dictamen jurídico da la razón a los palestinos, recomendando el cese de la construcción en los asentamientos, abrir un proceso de retiro y desalojo, atender a las víctimas de la ocupación, finalizar las violaciones de derechos humanos, estableciendo responsabilidades por todos los actos de violencia de los colonos y acabar con las arbitrarias detenciones de ciudadanos palestinos.
En noviembre de 2012, en una votación que en gran parte fue simbólica, la Asamblea General de la ONU reconoció un Estado palestino en Cisjordania, Gaza y Jerusalén, lo que enfureció al gobierno israelita. En diciembre pasado, los palestinos acusaron a Israel de planear más “crímenes de guerra” mediante la expansión de los asentamientos.
Las colonias autorizadas por Israel, son un paso en dirección contraria, cada vez queda menos territorio para crear el Estado palestino y es más difícil la continuidad territorial cuarteado y moteado por los asentamientos, el muro de seguridad, las carreteras reservadas a los israelíes y numerosos controles militares estables.
Las posiciones de esa línea fanática y sectaria, encarna el movimiento de los colonos empeñados en rehacer el Israel bíblico el partido del ex-ministro de Relaciones Exteriores de Netanyahu, Avigdor Lieberman.
Israel se aísla cada vez más de la comunidad internacional, encerrándose en la paranoia. Porque el establishment estadounidense y las políticas más extremistas del gobierno israelí cuentan con poderosos partidarios, como la reciente visita del senador Marco Rubio del partido republicano, considerado como miembro del lobby judío.
Estados Unidos es el único país en el planeta que aún tiene influencia sobre Israel, no sólo por la importante ayuda económica y militar que le brinda, sino porque enfrentándose al mundo entero, sigue apoyándolo en los organismos internacionales y vetando en el Consejo de Seguridad todas las resoluciones que lo afectan.
Son conscientes del desprestigio internacional que sus gobiernos se han granjeado, de las frecuentes amonestaciones y condenas por parte de las Naciones Unidas y organizaciones de derechos humanos, debido a la expansión de los asentamientos y su reticencia a abrir negociaciones serias con el Gobierno palestino.
La condición previa que plantea la Autoridad Palestina para negociar es conocida: la congelación de la construcción en los territorios ocupados. También era la posición que sin éxito planteó Obama en su anterior etapa presidencial.
Los Estados Unidos deberían intervenir para establecer e imponer el plan de paz, fronteras y límites de 1965, para que no continúen los asentamientos y la crueldad. Sólo dicho gobierno acaso convenza a Netanyahu de reabrir las negociaciones, acelerando la constitución de un Estado Palestino y acuerdos garantes de la seguridad y futuro de Israel. La paz podría llegarles de afuera.
*Diplomático, jurista y politólogo.