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actualizado 2 de Julio 2013
Balanceo de poderes entre China e India
La presencia del líder budista tibetano Dalai Lama y su Gobierno en el exilio en India, es fuente constante de irritación en Pekín
Por Gustavo Adolfo Vargas
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China es el segundo mayor socio comercial de India, sus intercambios alcanzaron US$ 66,500 millones de dólares el año 2012, cifra que pretenden incrementar hasta US$100,000 millones de dólares para 2015. Es considerada como la gran potencia asiática; India aspira a que su creciente poderío económico y militar (inferior al de su vecino del norte) la eleve en un futuro cercano al mismo nivel.

En este balanceo de poderes, Pekín maniobra para estrechar las relaciones con Nepal y Sri Lanka (área de influencia de India), mientras Nueva Delhi desarrolla alianzas con naciones del sureste asiático.

China e India, los países más poblados de la Tierra, se miran con un creciente recelo (marcado por las rencillas históricas), que data de hace décadas buscando ganar peso internacional, influencia regional y acceso a los recursos naturales necesarios, para aumentar sus economías.

Ambas naciones se acusan de ocupar territorios que no les pertenecen, fricciones que se alimentan por las disputas territoriales. Aunque los dos Gobiernos, quieren edificar la confianza, avanzar en sus intereses comunes y en las relaciones económicas.

El 19 de mayo de 2013, el primer ministro chino, Li Kequiang, visitó India con tal objetivo; cuyo resultado fue el compromiso de resolver el contencioso fronterizo que a través del tiempo ha deteriorado sus contactos.

Desde que fue designado primer ministro en marzo 2013, este es el primer viaje que realiza Li, al extranjero, igual que el efectuado por el presidente chino, Xi Jinping, a Rusia y Sudáfrica, como parte de los esfuerzos de la nueva administración china, reafirmando sus lazos con las otras grandes economías emergentes del mundo, con miras a modificar gradualmente un orden internacional dominado por Estados Unidos.

Busca mejorar la confianza entre Pekín y Nueva Delhi y limar asperezas sobre el punto más volátil de su relación: los desacuerdos fronterizos que les llevaron a la guerra en 1962, aunque no ha habido enfrentamientos en décadas.

La llamada Línea de Control Real entre ambas potencias nucleares, no ha sido delimitada formalmente, aunque han firmado pactos para mantener la paz desde el conflicto armado de cuatro décadas atrás.

El primer ministro indio, Manmohan Singh, aseguró en su encuentro con Li, que existe el mutuo deseo de zanjar la disputa territorial, estableciendo un grupo de trabajo conjunto para llegar a un acuerdo de la línea limítrofe, que sea “justo, razonable y aceptable para ambos”.

France Presse informó, que en Nueva Delhi, Singh, dijo: “Hay que mantener la paz y la tranquilidad en nuestra frontera”. Li Kequiang, afirmó que la rencilla territorial es una resaca histórica, y que los dos Gobiernos desean superarla. “Hemos sentado los principios para arreglar el asunto”.

India asegura que China ocupa 38,000 kilómetros cuadrados de su territorio en la meseta Aksai Chin, en los Himalayas occidentales; mientras que China reclama alrededor de 90,000 kilómetros cuadrados en el estado nororiental indio de Arunachal Pradesh. Los dos han mantenido 15 rondas de fallidas conversaciones desde la década de 1980. Tanto Pekín como Nueva Delhi tienen grandes ambiciones geopolíticas.

Según Li, sin el desarrollo común de China e India en Asia, no se logrará el ascenso de ambos países. Existe suficiente espacio en el mundo para acomodar las aspiraciones de crecimiento de nuestros dos pueblos. Singh dice que para hacer esto realidad, es necesario edificar la comprensión, teniendo que vencer grandes discrepancias.

Además de los problemas fronterizos, Nueva Delhi ve con desconfianza el inquebrantable apoyo de China a Pakistán (rival de India), mientras que la presencia del líder budista tibetano Dalai Lama y su Gobierno en el exilio en India, es fuente constante de irritación en Pekín.

En el marco de la visita de Li, los dos países han firmado una serie de acuerdos en la agricultura, el turismo, la energía y el comercio. Así como un pacto para resolver el conflicto sobre los planes de Pekín de construir tres nuevas presas hidroeléctricas en el río Brahmaputra, conocido en tibetano como Yarlung Tsangpo.

La guerra está desatada entre diversos sectores productivos. Se interesan por negociar el mejor acceso de sus productos a dichos mercados y acceder libre de aranceles; un mercado potencial conjunto de más de 2,500 millones de consumidores.

Singh ha insistido en que una buena relación bilateral es crucial para el mayor desarrollo de la región, y su homólogo chino Li, afirma que esta será “una verdadera bendición para Asia y el mundo”.

Diplomático, jurista y politólogo*

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