El armisticio de 1953, que mantenía en relativa tregua la convulsionada región de Corea, se ha roto esta semana. Los dos Estados literalmente se encuentran en guerra, con la última declaración de Pionyang que responden las sanciones promovidas por EEUU en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y, los ejercicios militares conjuntos entre Corea del Sur y EEUU realizados anualmente como parte de la planificación estratégica en la región.
La máxima tensión en la península coreana encuentra dos nuevos actores, en ambos lados: Kim Jong Un y Park Geun-hye, el primero se encuentra consolidado en la conducción norcoreana después de la sucesión familiar, mientras que Park recién este mes completó la transferencia gubernamental de la gestión de Lee Myung-bak. A pesar del esfuerzo por aislar a Corea del Norte, algunos eventos noticiosos de inicio de años hablan de una mejora en las condiciones de la balanza comercial con su principal socio regional: China, además de un plan profundo por revitalizar su economía luego de las inundaciones que asolaron al país.
La visita del presidente de Google, del político estadounidense Bill Richardson y la reciente gira de los Harlem Globetrotters de la mano de Dennis Rodman, son parte de la agenda reciente de Jong Un con el mundo occidental no oficial, a pesar de no existir una información detallada de los objetivos de algunas de estas misiones informales, algunos elementos apuntan al posible interés en promover la modernización tecnológica. El inicio del año incluye la realización de la tercera prueba nuclear norcoreana, que encendió las reacciones de Corea del Sur y EEUU (dos pruebas anteriores se realizaron en 2006 y 2009) en refuerzo del bloqueo económico, embargo militar y supervisiones a todas las naves y aeronaves con origen o destino al país del norte.
Los aliados externos de Norcorea más importantes son Rusia, China e Irán, hay que recordar que los dos primeros poseen poder de veto en el consejo de seguridad, donde han mantenido una posición de no injerencia en los asuntos de la guerra en Siria y el programa nuclear iraní. En el caso chino el aumento de su flota de patrullaje marítimo ha elevado la tensión regional, en unas complicadísimas relaciones con Japón y Vietnam por demandas territoriales. El paralelo 38 es la frontera de facto que divide la península desde la Guerra Fría, pero implica también una posición estratégica para los EEUU en la región, con una mirada clara de contención sobre China, que se proyecta como potencia económica global y juega un papel preponderante en Asia.
¿Una guerra total?, la difusión mediática occidental presenta con regularidad estas tensiones como inevitables pasos a una escalada nuclear. Las potencialidades de Corea del Norte incluyen misiles comprobados de alcance mediano capaces de transportar cabezas nucleares, enfocando su objetivo central en Seúl. Los códigos geopolíticos tal como los plantea Peter Taylor dispuesto en este caso, son la herencia del lenguaje adquirido en la diplomacia de la Guerra Fría, la respuesta nuclear norcoreana ha sido llamada oficialmente un “disuasivo” para los intereses injerencistas estadounidense.
El teléfono “rojo” ha sido desactivado, la línea directa entre Pionyang y Seúl depende del cruce de palabras que en forma mediática se difunden. La visita de Park Geun-hye a EEUU en mayo no es un hecho fortuito, ratifica la dependencia que mantiene desde la Guerra de Corea. Es posible que esta escalada concluya en un deterioro aún mayor de la reconciliación intercoreana y, las iniciativas comerciales como el complejo de Kaesong se corten drásticamente. Los efectos de las sanciones generan un clima contrario a la apertura mostrada por Jong Un en enero cuando en un discurso de inicio de año llamó abiertamente a la reconciliación con el sur como parte de la causa nacional.