El pacto con el lector exige calidad, veracidad, rigor e independencia, según la opinión de Natalie Nougayréde, nueva directora de ‘Le Monde’. En las circunstancias globales actuales, donde la recesión económica y la degradación de los derechos sociales están presentes en la mayor parte del mundo, es necesario que el periodismo recupere su función de “perro guardián”. La crisis económica ha ocasionado un importante descenso en los ingresos de los medios, sobre todo por la caída de la publicidad, pero hay expertos que consideran que el verdadero problema del periodismo radica en su falta de independencia; lo que a su vez ha generado cierta desconfianza hacia los grandes medios tradicionales. Muchos ciudadanos deciden volcar su interés en las alternativas que ofrece Internet, como sucede con algunas redes sociales. En palabras de Nougayréde: “el periodista debe hacer lo que realmente sabe hacer: ir a los sitios donde pasan las cosas, hablar con la gente, ver qué hay detrás de los informes y contrastar los discursos oficiales”. En definitiva, contextualizar e interpretar la realidad.
Una encuesta realizada en diversos países europeos corrobora hasta qué punto los ciudadanos han decidido dar la espalda a los medios, o viceversa. Tal es el caso de Francia, país al que se le reconoce una de las mayores conciencias democráticas. El 73% de los franceses cree que los medios están alejados de las preocupaciones reales de la gente, y una cifra parecida considera que están demasiado próximos al poder. Aún así, Nougayréde reivindica la labor del periodismo: “Necesitamos mucha didáctica en esto ahora que aumenta la gente que desconfía de la globalización. Si explicamos bien lo que está pasando en el mundo ayudaremos a evitar que surjan nuevos tipos de populismo. Es una exigencia tanto periodística como democrática”.
La calidad no es la deseada y el contexto económico puede ser una excusa tras la que escudarse. Pero la independencia de los medios también está en tela de juicio, y ahí los motivos económicos pueden no ser suficientes para defenderse de las críticas.
“¿Qué hacer si te dicen que ‘eso no sale’?”, se pregunta con resignación el editor de informativos de Canal 9, Frederic Ferri. Este periodista es consciente de la situación que atraviesan los medios, a la que tampoco ayudan las ruedas de prensa sin preguntas y las pantallas de plasma, pero asume parte de la culpa por someterse a estas humillaciones: “¿Por qué los periodistas no nos rebelamos? Somos todos culpables”. Ferri también reflexiona sobre la censura, de la que dice que muchas veces ya no hace falta ni que te la impongan, sino que ha sido interiorizada por el propio periodista: “A veces, a la hora de editar un informativo, la autocensura que tú haces en determinados temas es incluso superior a la que te habrían hecho, para curarte en salud”.
Muchos diarios de prestigio internacional ya han centrado sus estrategias de crecimiento en las posibilidades que ofrece la red. Diarios como The New York Times o el Financial Times cobran por acceder a parte de sus contenidos. Otros periódicos ya han comenzado a imitar este modelo. Cuando alguien se interesa por alguno de estos grandes diarios, no lo hace por los contenidos genéricos que se pueden encontrar en el resto de medios, sino por el valor añadido de sus informaciones de calidad.
La directora ve con buenos ojos este sistema híbrido, aboga por un cambio de modelo económico en la prensa y cree que su futuro debe combinar la rentabilidad de Internet con “el prestigio de una edición en papel cada vez más selecta, más pertinente y mejor escrita”.
Los medios se han distanciado de la gente, pero qué pensar de la sociedad. ¿No fomentaremos también fomentando esta mediocridad cuando provocamos que sólo programas como ‘Mira quien salta’ o ‘Gran Hermano’ consigan más del 20% de la audiencia?