Parecía el retrato de una novela sacada de la mismísima inspiración teatral de las obras de William Shakespeare. Un País acostumbrado a los escándalos políticos y sociales, se entumecía hasta los huesos, escuchando los relatos de abusos sexuales a niños de la calle, proferidos nada más y nada menos, que por el Nuncio Apostólico, el flamante embajador del Vaticano en la Republica Dominicana.
Josef Wesolowski, un sacerdote de enorme cultura general y formado en las simientes mismas de la FE, habría cometido decenas de abusos sexuales contra niños indigentes de la calle, que adornan las inhumanas cloacas del malecón de la Ciudad Primada de América, Santo Domingo de Guzmán.
En la mayoría de los países latinoamericanos, es poco lo que se conoce o nada, de este detestable hecho, que ha sido manejado con fina diplomacia Papal, al punto de que el acusado, se encuentra “recluido” desde hace varias semanas en aposentos privados en la “Santa Sede” en Roma, supuestamente a la espera de un juicio para conocer las denuncias en su contra, denuncias que fueron personalmente presentadas por el mismo Cardenal Mayor de la Republica Dominicana, Nicolás De Jesús López Rodríguez.
Wesolowski, por ser embajador del Vaticano, goza de inmunidad diplomática, según lo estable la convención de Viena en su artículo 29, de la cual Republica Dominicana es firmante, y está obligada por la misma a respetar la integridad y libertad del enviado “apostólico”.
El Nuncio, paseaba en solitario por el malecón de Santo Domingo, en horas de la noche, por aquellos lugares que eran frecuentados por niños abandonados que residían en las cloacas y depósitos de agua. Pagaba en efectivo, y era un cliente habitual de estos parajes, donde comprometía su pudor y representación sacerdotal, pagando sumas de dineros entre los 10 a los 15 dólares, haciendo el cambio de moneda local, para tener sexo “consentido”, con niños entre los 10 a los 14 años de edad.
La renuncia de Benedicto 16, luego de haber investigado las actividades extra curiales de decenas de obispos en todo el mundo, y haber recibido toda clase de presiones, ahora tienen fundamento vivo, al ser descubierto uno de los más grandes depredadores sexuales de la Iglesia Católica.
El Papa Francisco, un hombre Santo al servicio de la FE, personalmente está al frente de las investigaciones en contra de Wesolowski, por lo que estoy seguro, que pronto llegara la espada de Dios, para hacer justicia contra este desviado, “Ángel Divido”, que se pasó al lado del demonio, corrompiendo sus Habitos sacerdotales.