Se intensifica la ola de desconfianza en el dólar, después de que el Bundesbank alemán exigiese la repatriación de grandes cantidades de oro almacenado en la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) que se rehúsa a hacerlo antes de 2020, por lo que tal operación podría aplazarse hasta ese año.
Sin éxito alguno, representantes alemanes pidieron autorización para visitar la bóveda del Banco Central de Estados Unidos. Alemania, que mantiene allí cerca de la mitad de sus reservas de oro, tiene razones para inquietarse.
Las instituciones financieras de Estados Unidos son conocidas por vender quimeras. En 2012 el Banco Goldman Sachs, vendió certificados de oro, afirmando que estaban garantizados por oro auténtico en sus bóvedas. Sin embargo, como es sabido allí no había oro, y el banco trabajaba sobre la base de un sistema fraccionario de reserva, presumiendo que pocos depositarios exigirían recuperar su oro.
Estados Unidos y la Reserva Federal, actualmente están monetizando entre un 60 y 80% de la deuda federal recién emitida de los bonos del Tesoro. Su compra libre es mal augurio para la deuda de Estados Unidos, señal de que algo no anda bien con la calidad del dólar como divisa de reserva.
La Reserva Federal de Estados Unidos (Banco Central) es una de las organizaciones más secretas del mundo. Desde hace muchos años acopia grandes cantidades de oro de diversos países.
Antes se consideraba como uno de los lugares más seguros para las reservas de estos, pero ahora la situación cambió, ya que el oro allí almacenado se está agotando a consecuencia de su venta o uso como garantía financiera.
En el último quinquenio, se habla cada vez más de la necesidad de cambiar el paradigma de la moneda global. Los economistas se muestran seguros acerca del ocaso del dólar estadounidense cuya principal desventaja es su ilusoria influencia.
La explosión de la burbuja “punto com”, asociada con el crecimiento en los valores económicos de empresas vinculadas a Internet en el 2000, desencadenó la búsqueda de nuevos objetos de inversión fuera de Estados Unidos. Para 2003, esta misión concretó su tendencia. En el 2007, ya no hubo forma de detener tal inclinación. Posteriormente estalló la crisis de 2008.
La estabilidad del dólar es una quimera. Estados Unidos fue la primera de las grandes economías en entrar activamente a la crisis. Empero, los inversores seguían confiando en el dólar siendo alta la demanda, ya que el motor del crecimiento de su moneda no reside solo en la relativa estabilidad de la economía de Estados Unidos, sino también en la debilidad de la zona euro o Japón.
Se formó una situación en la que el dólar estadounidense se apoya de la siguiente manera: por un lado, por el fortalecimiento de la economía de Estados Unidos y por el otro, por la evasión de riesgo en las economías inmersas en este.
Muchos inversionistas, esperan que en septiembre la Reserva Federal de Estados Unidos, reduzca el programa de flexibilización cuantitativa que conducirá a disminuir la oferta de dólares en el mercado, lo que a su vez dará lugar a una excesiva demanda.
De seguir con dicho programa, significaría que la situación económica de Estados Unidos no es tan boyante a como la presentan, lo que también estimularía la demanda de instrumentos financieros seguros, como los bonos del Tesoro estadounidense, provocando con ello el requerimiento de dólares, creando las condiciones previas para una crisis.
Durante 2013 y 2014, la Casa Blanca redujo su pronóstico de crecimiento económico para Estados Unidos pronunciándose contra las medidas de austeridad en Europa y la desaceleración en China, así como los recortes generales en el presupuesto de Washington.
La actualización de datos y cifras económicas en la mayor economía del mundo, destacó los persistentes efectos de la recesión que obstaculizan la agenda económica del presidente Barack Obama.
Los republicanos se enfocan en la reducción del déficit y los recortes en el gasto, aunque Obama aboga por programas para generar empleo e incrementar los impuestos a los más ricos.
*Diplomático, jurista y politólogo