Bajo la racionalidad neoliberal, el sistema educativo es analizado en relación a tres ideas fundamentales: eficiencia, eficacia y calidad
España es, tras Bélgica, el segundo país de la Unión Europea con más alumnos en aulas privadas o concertadas, esto es, privadas subvencionadas. Un dato no desvinculado de los 4.630 millones de euros de fondos públicos dedicados a Educación que se han recortado desde 2012. Esto sitúa a España hasta 22 puntos por encima de la media europea, donde el 90% de los escolares cursan primaria y secundaria en la enseñanza pública.
La precarización del gasto público continúa: el reciente plan de sostenibilidad que el Gobierno ha enviado a Bruselas prevé una reducción en las inversiones en Educación al 3,9% del PIB en 2017. El retroceso es apreciable si tomamos como referencia 2009, cuando esta inversión supuso un 5,09% del PIB. Mientras, se pide “un poco más de esfuerzo a las familias”, que ya han soportado la eliminación de ayudas para libros de texto, comedores, transporte y apoyo escolar; un incremento de las tasas universitarias y una rebaja en las cuantías de las becas; así como la paralización en la creación de plazas públicas de 0 a 3 años.
Los recortes impuestos desde Europa han servido como pretexto para el desmantelamiento de pilares básicos del Estado de bienestar como la enseñanza. La menor inversión de las Administraciones abre la veda a la entrada de dinero externo. Los grandes fondos privados de inversión no han perdido el tiempo, ni el apetito, ante el pastel de dos billones de dólares al año -según cifra Unicef- que representa el sector educativo. El capital busca nuevas oportunidades de negocio y siempre son una apuesta segura los servicios esenciales como la educación o la sanidad.
La sociedad de capital riesgo Dinamia explica las oportunidades de negocio que ofrece la educación española: “Existe una creciente demanda de centros privados debido a la preocupación por la educación, que está llevando a las familias con rentas medias-altas a buscar una mayor calidad para sus hijos”. Entre sus negocios está también el grupo de perfumería Bodybell o la empresa de aparcamientos Eysa. Dinamia ha vendido su participación del 49,3% en Colegios Laude al fondo de inversión International Schools Partnership. Colegios Laude opera siete centros privados en España, con más de 5.000 alumnos y unos ingresos superiores a los 37 millones de euros.
“Dejar la educación a merced de las fuerzas del mercado implica desconocer que está reconocida en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Y, a juzgar por lo que se comienza a ver, esta ‘Macdonalización’ parece suponer que la investigación está motivada no por lo que conviene al bien común sino por lo que las grandes empresas consideran lucrativo”, apunta Rafael Cuevas Molina, profesor-investigador del Instituto de Estudios Latinoamericanos (IDELA) en Costa Rica.
La Constitución Española dice que los profesores, los padres y, en su caso, los alumnos intervendrán en el control y gestión de todos los centros sostenidos por la Administración con fondos públicos. Pero los especialistas de la Universidad de Londres Stephen J. Ball y Deborah Youdell ya advirtieron sobre la ‘privatización encubierta’, que consiste, según ellos, en reducir el peso de los recursos públicos y obligar a las familias a pagar por segmentos de educación que tienen un valor diferencial: extraescolares, refuerzos y apoyos, idiomas, informática, música, etc.
Por su parte, la profesora emérita de la Universidad de Uppsala (Suecia) Ulla Riis relaciona este boom privatizador con el aumento de la segregación en los colegios: “Los alumnos con mejor nivel sociocultural han ido a las escuelas concertadas, y los de peor estatus a las públicas”, explica. “Eso ha provocado la pérdida del llamado ‘efecto del compañero de pupitre’, según el cual los alumnos con mayor rendimiento académico ayudan a mejorar los resultados de todo el grupo”, abunda.
En palabras del profesor Cuevas Molina, “bajo la racionalidad neoliberal, el sistema educativo es analizado en relación a tres ideas fundamentales: eficiencia, eficacia y calidad, que fueron originalmente acuñadas por la pedagogía estadunidense del eficientismo industrial y que trasladan al campo de las ciencias humanas conceptos empresariales. De esta manera, se vincula mecánicamente el sistema educativo con el aparato productivo, subordinando el primero a los intereses del segundo”.