actualizado 17 de dic. 2014    
“Cuanto mejor más”
Felizmente se ha superado la demagogia de que todos pueden y deben seguir estudios universitarios
Por Mariló Hidalgo
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¿La Universidad se ha convertido en una guardería de adultos tal y como ha criticado en alguna ocasión?

Es el peligro que acecha pero no la realidad que yo vivo desde hace 40 años. Los planes de estudio pueden cambiar y hay que adaptarse a ellos, pero los alumnos que buscan saber y los profesores que aman compartir los saberes inventan cada mañana la universidad como espacio de encuentro. La inercia, la sobreprotección en las familias y el miedo de muchos jóvenes a no encontrar trabajo son el fruto de una nefasta educación para la sumisión. De ahí las penosas experiencias de muchos profesores en la enseñanza media que no logran hacerse respetar por padres dominados por el miedo y por la inseguridad que les lleva a posturas de prepotencia y de agresión. Pero todo eso se cura en el primer año de universidad cuando conocen las reglas del juego. Nunca he tenido la experiencia de ser intimidado por alumnos o por clase alguna. Ni conozco a compañeros que no reciban el ciento por uno de cuanto comparten con sus alumnos. Cada día me convenzo más de que a un joven si le pides poco, no te da nada pero si le exiges mucho te lo da todo. Enseguida se dan cuenta de que aquí no se trata de transmitir conocimientos porque es difícil enseñar algo a alguien pero los mejores comprenden que sí es posible aprender. Los que no aciertan a descubrirlo y a poner todos los medios necesarios pasan por la universidad pero la Universidad no entra en ellos. La sabiduría los persigue, pero ellos corren más. Felizmente se ha superado la demagogia de que todos pueden y deben seguir estudios universitarios. Esa falacia hizo mucho daño, pero cada día se comprueba, con una satisfacción inmensa, de que pocas cosas existen en la vida como el placer de compartir y ver la respuesta de jóvenes que descubren que es posible otro mundo mejor porque es necesario.

¿Qué conservan las aulas de aquellos principios que inspiraron movilizaciones ya cuasi míticas, como ‘Mayo del 68’?

¿Qué habrían de conservar? Gran parte de aquellas revueltas fueron gritos de impotencia ante un orden caduco que terminó por engullirlos. Cada día se descubre un nuevo renacer de la vida universitaria porque se vive más en contacto con la realidad social y, sin duda, los jóvenes de hoy están más y mejor informados que en el pasado. De ahí surge el sentido de responsabilidad de los mejores. La vida universitaria jamás podrá ser un fenómeno de masas sino de personas que se dan cuenta de un mundo de injusticia social y cuando encuentran a un maestro, basta con uno por curso, responden de forma generosa y responsable. ¿De dónde surgieron esos cientos de miles de voluntarios sociales que hoy asombran en la vieja Europa y que eran inimaginables hace unas décadas sino estaban vinculados a ideologías/creencias de uno u otro signo? La sociedad civil es un fenómeno emergente y poderoso del que todavía no parecen haberse dado cuenta ni los políticos, ni los empresarios ni los mandarines sin audiencia.

¿Cuánto perdió por el camino la Universidad cuando fijó como uno de sus principales objetivos el mercado laboral?

No sé cuánto perdió, si es que perdió algo más que viejas estructuras, tabúes inútiles y servidumbres obsoletas. Cada día es mayor el número de los que descubren que este modelo de desarrollo está agotado porque es injusto. Que de una economía de mercado nos han llevado a una sociedad de mercado en la que pretenden tratarnos como a “recursos humanos”, buenos para ser explotados. No hay más que escucharlos, entrar en sus blogs, sentir su rebeldía en la forma de vestir, en la necesidad de reunirse para compartir, “echar unas risas” y escuchar música a pesar de la miserable confusión en la que una sociedad que anhela sumisos temerosos, los descalifica como pasotas, vagos, hedonistas, consumistas y amigos del botellón. Qué error, qué inmenso error. Pero todavía estamos a tiempo de descubrir y de reconocer que un mundo nuevo está naciendo y que muchos de estos jóvenes injustamente denostados constituyen la razón de nuestra esperanza en una sociedad más justa y solidaria, más libre y comprometida.

¿Cuál es el papel de los medios de comunicación en la consolidación de estructuras solidarias?

He explicado y dirijo un máster en la facultad de Ciencias de la Información UCM y mi experiencia como periodista y comunicador es que su papel es fundamental y apasionante. La gente no sabe de lo qué es capaz hasta que se pone a hacerlo y, cuando lo descubren, recuerdan a Albert Camus cuando se lamenta de que nuestros hijos se avergonzarán de nosotros porque, habiendo podido tanto, nos atrevimos a tan poco. No hay más que constatar el desprecio que sienten los jóvenes por la clase política que nos gobierna. Ni los entienden ni se hacen comprender, porque hablan en prosa de mandarines. Mi experiencia de 20 años al frente de una organización humanitaria, como Solidarios para el Desarrollo, por la que han pasado decenas de miles de voluntarios sociales me confirma que no vivo en una utopía, a no ser que esta sea una verdad prematura pero sabemos que las más nobles conquistas de hoy se han hecho realidad porque alguien las soñó primero.

Su radiografía de la prensa es…

Muy pobre porque, con excepciones, no existe una auténtica prensa libre y responsable. La mayoría de los medios viven presos de sus propietarios, de la más sonrojante publicidad y de otras servidumbres menos confesables. La prueba es que cada uno compra su periódico y conecta con su emisora, es decir, aquellos que le cuentan las cosas como él las quiere leer y oír para aliviarles del miedo a pensar por su cuenta. Por eso, tantas personas jóvenes “pasan” y algunos piensan que es por egoísmo. Muchos será por esa causa, pero otros porque no soportan tanta vulgaridad, hipocresía, mezquindad e incoherencia. Entre estos se encuentran los mejores que transformarán la rebeldía y la compasión estériles por compromisos vivos y eficaces.

¿Qué opina de la guerra de medios?

No quiero hablar de intereses bastardos y sonrojantes. Hay emisoras de radio, programas de televisión, publicaciones que le hacen a uno dudar hasta de la condición humana. Ah, pero como sus dirigentes se mueven por supuestos índices de audiencia pues creen que todo vale y que cuánto más, mejor; cuando cada día más personas de las que imaginamos sostienen que cuánto mejor, más.

¿Cuándo se borró la frontera entre información y opinión?

Cuando a algunos les fallaron la decencia, la auténtica profesionalidad y la vergüenza.

¿La ciudadanía puede rebelarse y acceder a otro tipo de comunicación menos partidista?

Por supuesto que sí ¿No es acaso lo que estamos haciendo en esta entrevista? ¿A qué se debe el auge de los blogs, webs, Facebook, Twitter, redes con diversas tecnologías?

¿Qué papel deberían jugar los medios públicos?

El establecido en nuestro ordenamiento jurídico, el servicio al bien común, a la libertad, a la justicia, a la defensa de los cuatro pilares del Estado de bienestar (educación, sanidad, pensiones y ayuda a las personas dependientes), y como dice la Constitución de Estados Unidos, a garantizar el derecho a la búsqueda de la felicidad. Porque, aunque la vida no tuviera sentido, tiene que tener sentido vivir, aquí y ahora. Y el único sentido de nuestro vivir es la felicidad, esto es, el derecho a ser nosotros mismos.

¿Existe realmente un periodismo crítico e independiente?

Por mi parte, lo practico en Facebook cada mañana. Pero lo que usted me formula es una pregunta saducea porque en su pregunta ya va contenida la desoladora respuesta.

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