actualizado 10 de febrero 2014
¿Héroes o Traidores?
El país es este día un caos, y ustedes son responsables
por Walter Monge
David Escobar Galindo, Joaquín Samayoa, Oscar Picardo Joao, Ivo Príamo Alvarenga, Geovany Galeas, Marvin Galeas, Roberto Cañas, Ernesto Rivas Gallont, Álvaro Rivera Larios, Oscar A. Fernández, Paolo Luers, José M. Tojeira, Norma Guevara, Miguel Huezo Mixco, Roberto Rubio Fabián, Sandra de Barraza, Manuel Hinds, Luis Fernández Cuervo, William Pleitéz, Claudio M. de Rosa, Enrique Borgo Bustamante, Evangelina del Pilar del Sol, María de López Andreu, Rafael Castellanos.
En un país del tercer mundo como lo es El Salvador, consumido por una corrupción política aberrante que mantiene a su sociedad en una profunda pobreza e insoportable violencia; las ideas de personas que han sido afortunadas de educarse en el primer mundo y conocer de primera instancia los beneficios que brinda una democracia sólida son vitales para brindarle voz a un pueblo luchador que aspira a ser próspero económicamente, anhela a vivir en paz y desea contribuir al crecimiento humano. Las personas que enuncio en este artículo son esas muy pocas afortunadas que tiene mi país, quienes además, cuentan con el gran privilegio de liderar la opinión pública salvadoreña con sus artículos semanales sobre política, economía, educación y gobierno impresos en los principales periódicos y sus innumerables entrevistas televisivas y radiales; así como desde sus populares blogs y páginas personales en las más usadas redes sociales.
Por tres décadas de democracia conquistada en el país a través de sangre y patriotismo, algunos de estos intelectuales salvadoreños, además de expresar sus ideas y opiniones ilustrando al pueblo, también como catedráticos de estudios superiores en las universidades más importantes del país han educado a varias generaciones de jóvenes estudiantes. Estas personas son conscientes que ejercen una fenomenal influencia en millones de salvadoreños quienes han sido absorbidos por la avalancha electoral que domina a la nación en estos días y su intervención en las elecciones del pasado dos de febrero animando al voto a pesar de las deshonorables trayectorias políticas de los tres principales contendientes – quienes según la Constitución de la República interpretada con el espíritu que fue creada no son presidenciables – han marcado la peor decadencia política de mi patria y puesto en peligro la democracia.
Considero que es oportuno preguntarnos: ¿Qué les anima a brindar un ciego apoyo a un sistema electoral corrupto y fomentar que la población lo haga igual?, ¿Acaso son salarios como asesores políticos; o como propagandistas partidarios disfrazados de pueblo; o miedo a rechazar la presión editorial del periódico, radio o televisora y herir su ego si su foto y opinión no es publicada en su afán por demostrar que son inteligentes o especiales; o temor a perder favores y privilegios a los que podrían estar acostumbrados por la clase política que defienden y protegen? Cada uno de estos "ilustres" miembros del pueblo brindan la imagen de defender sus convicciones por medio de su honorabilidad y alta moralidad patriótica; pero, ¿Qué honorabilidad existe en apoyar la descarada inmoralidad del sistema electoral salvadoreño? O ¿Qué moralidad tienen para aceptar como presidenciables a personas quienes deberían estar encarceladas por sus abusos de poder en contra del erario público y acciones en contra de la ley? O ¿Qué patriotismo existe cuando manipulan la opinión pública en detrimento de la democracia y la nación?
El 46.5% del pueblo salvadoreño se ha abstenido de votar a pesar de las súplicas que estas personas hicieron, otro porcentaje histórico aún no determinado anuló su voto, esos son dos millones y medio de salvadoreños como yo, quien los lee, los ve y escucha, pero está cansado de leer y oír las mismas frases: ¡Votar es un deber!, ¡Hazlo por El Salvador, por tu vida, por tu trabajo, por tus hijos! y observar cómo ellos permiten que el espíritu democrático de la Constitución de la República sea atropellado y pisado constantemente por sinvergüenzas que deberían estar presos, no libres, mucho menos contendiendo a representar a un pueblo noble y luchador, lamentablemente abrazado por la ignorancia política que este día ha sufrido nuevamente la muerte, la pobreza, la emigración, la desesperanza, la pérdida de empleo.
El país está dividido, la mitad de los salvadoreños no solo difieren en un asunto de la vida, sino que odian a la otra mitad, por eso animo a estos "ilustres" a asumir el peso de su responsabilidad al apoyar los bandos políticos que actualmente destruyen el porvenir del pueblo salvadoreño. Ustedes fomentan ese odio social que resiente a la nación con sus opiniones políticas, con sus partidarismos escondidos muchas veces muy hipócritamente y que nosotros vemos. Ustedes han instruido políticamente a una sociedad que es violenta e intolerante. Eso no es lo que el pueblo necesita de los afortunados que conocen la llave del éxito pero eligen ser una sombra más en el escabroso camino político que sangra a nuestra nación.
El 46.5% del pueblo sabe muy bien que los dos candidatos que se enfrentarán este próximo nueve de marzo no cuentan con el aval del espíritu de la Constitución de la República para ser Presidentes de la República, ¿Por qué ustedes afirman lo contrario defendiendo esas candidaturas?
Norman Quijano es un político que ha usado los recursos del estado para beneficio personal como construir pozos de agua en su propiedad personal y malversar fondos de la alcaldía de San Salvador, además como diputado es acusado de aprobar leyes en contra del estado para que sus amigos como el ex presidente Alfredo Cristiani no pagara un centavo de impuesto a la nación por la venta millonaria de los bancos salvadoreños; quien también en su ambición por ser Presidente ha manifestado que está dispuesto a negociar con el traidor de su partido, Tony Saca, a quien nosotros los abstemios queremos ver preso por la descarada malversación de fondos públicos en su presidencia por medio de la partida secreta.
Salvador Sánchez Cerén es peor aún, un sanguinario delincuente, fundador de las pandillas que con la excusa de la revolución se llamaron guerrilleros, pero que ahora igual que entonces azotan al pueblo secuestrando, extorsionando, robando, matando y violando al pobre y honesto ciudadano. Un sujeto incapacitado intelectualmente para resolver los problemas de la nación, quien en su triste elocución política considera que un debate político es "chambrerio de viejas" denigrando con esa frase emitida de su pobre léxico no solo a la democracia, pero también a las mujeres salvadoreñas que son un pilar y orgullo de nuestra patria.
Una vez más les pregunto, ¿Cómo pueden avalar un sistema electoral que tiene como contendientes a estos candidatos?, ¿Cómo pueden animar a que el pueblo vote por personas que no representan el ideal de liderazgo que la Constitución de la República exige?, ¿Qué gana el pueblo al avalar con su voto un sistema político corrupto hasta las entrañas?, ¿Es eso lo que aprendieron ustedes al vivir en el primer mundo?
Ustedes conocen las reglas de la democracia pura, la han visto, la han vivido en los principales países del primer mundo. ¿Por qué no luchan con todo el poder de sus opiniones a establecer en nuestro país las reglas de las democracias del primer mundo que benefician a las sirvientas y peones que El Salvador exporta? Ustedes tienen el poder de cambiar nuestro país, pero dejen de ser voto duro de los partidos políticos. Piensen en El Salvador como pregonan, en la bandera nacional, en el respeto a la Constitución de la República.
Les animo a que sean héroes de nuestra patria, que animen al pueblo a romper las papeletas de votación el próximo nueve de marzo, para exigir un verdadero cambio en las reglas electorales de nuestro país y así rescatar la democracia. Esta es la oportunidad histórica para cambiar las reglas y asegurarnos que el candidato de cada partido sea elegido por el pueblo que se asocia a un partido, no por las cúpulas políticas. Que se conozcan los orígenes de las donaciones de campaña y existan límites que le permitan a cualquiera competir para ser líder del pueblo. Que cualquier ciudadano sin afiliación partidaria pueda ser candidato presidencial. Hay que darle el poder al pueblo para que elija a quien desee, no a quien le imponen. Hay que abolir al actual tribunal supremo electoral, porque demostraron la parcialidad política de permitir que el presidente de la república hiciera propaganda política el mismo día de la elección ante el mundo que siguió las elecciones por internet. Eso no es justo para el votante, peor aún, porque si el Presidente de la República viola la ley, ¿Cómo un ciudadano común y corriente puede acatarla?
El país es este día un caos, y ustedes son responsables. Pero, tienen la capacidad intelectual de pensar y rectificar, aun mas, cambiar al país. Sean héroes de mi patria. No sometan al pueblo a cinco años más de corrupción electoral, miseria, hambre y muerte. Defiendan sus convicciones políticas con reglas electorales justas que fortalezcan la democracia y no las actuales que la debilitan.
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