actualizado 7 de octubre 2014    
La temeraria diplomacia nuclear global
Al parecer, la economía de guerra no le está funcionando al complejo-militar industrial estadounidense
Por Gustavo Adolfo Vargas
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A cinco años del intento de Barack Obama, de liberar al mundo de las armas nucleares (valiéndole su controversial Premio Nobel de la Paz en 2009) en la fase del mundo post Crimea, el mismo presidente estadounidense cede ante el Establishment militar-industrial, revela el periódico suizo Tages Anzeiger.

Según The New York Times, en los próximos 30 años, Estados Unidos, con graves problemas financieros pendientes, invertirá un millón de millones de dólares (trillón en anglosajón) para modernizar su capacidad nuclear, incluyendo la compra de 12 nuevos submarinos, 100 bombarderos y 400 misiles colocados en tierra.

Atrás quedó el acuerdo de Obama con Moscú de 2009, para disminuir los arsenales nucleares de Estados Unidos y de Rusia a 750 bombas atómicas por país. El año pasado, Obama propuso retirar otras mil ojivas nucleares.

The New York Times aduce que el cambio de Obama se debe a la belicosa vía que ha tomado Rusia, a los reclamos territoriales de China y a la expansión del arsenal atómico de Pakistán, por lo que su legado del desarme parece cada vez más incierto.

Los halcones neoconservadores no requieren pretextos para rearmarse, estimando que las futuras inversiones nucleares ubican a Estados Unidos en una posición más fuerte en caso de una nueva carrera armamentista.

Parece absurdo que se arroje a una carrera nuclear cuando sus finanzas han alcanzado su punto de quiebre, a causa del desatino de “baby Bush” en Irak (sin contar Afganistán), donde según Joseph Stiglitz dilapidaron US$3 millones de millones de dólares.

Al parecer, la economía de guerra no le está funcionando al complejo-militar industrial estadounidense. Jeffrey Lewis, del Instituto Monterey de Estudios Internacionales, confirma que no existen suficientes recursos para su hipermilitarización nuclear.

Los analistas del Instituto Monterey consideran que Estados Unidos mantiene un robusto arsenal nuclear desplegado en sistemas estratégicos de lanzamiento, incluyendo misiles balísticos de largo alcance en submarinos y en tierra, así como en bombarderos atómicos. Calculan el costo de su modernización estratégica nuclear en los próximos 30 años, en un millón de millones de dólares (trillón en anglosajón) para mantener el presente arsenal y adquirir sistemas de sustitución, elevando el nivel cualitativo de las actuales bombas nucleares.

El Instituto Monterey cita al jefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea, general Mark Welch, quien sostuvo que el costo de tal programa requiere un serio debate sobre los elementos susceptibles de inversión. La dramática crisis fiscal de Estados Unidos que afecta las proyecciones para financiar su hipermilitarización nuclear, implica un irresoluble problema.

Justo cinco años después del Premio Nobel de la Paz de Obama, el portal británico Daily Mail aborda el proyectado gasto de un millón de millones de dólares en armas nucleares de Estados Unidos, revelando que dicho gasto se engrosó como nunca en 2014, en investigación, desarrollo, pruebas y producción de las mismas. Tales cifras no incluyen otros gastos del Pentágono en sus fuerzas aéreas, depósitos de misiles o el personal que controla el botón nuclear como opción viable en el caso de un ataque por cualquiera de sus enemigos.

La campaña electoral de Obama sobre la reducción del arsenal nuclear de Estados Unidos está totalmente divorciada de aquella promesa, ahora aduce que los planes para su modernización fortalecerán su influencia para compeler al mundo a reducir sus arsenales donde se encuentren.

¿Creerá Obama que amenazando con despilfarrar exorbitantes sumas hipermillonarias, obligará a China y a Rusia, o a India y a Pakistán, a cesar sus respectivos rearmes nucleares? ¿Qué decir de la carrera nuclear de Israel, apoyada por los Estados Unidos? La respuesta es impredecible…

Con su modernización nuclear, Estados Unidos se ha comprometido a elevar la rivalidad en el interminable juego de alto riesgo que es la diplomacia nuclear global. El grave problema estructural del atribulado Barack Obama, es que maniobra en el mundo de lobos de Wall Street y el Lobby Sionista.

*Diplomático, jurista y politólogo.

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