Dijo un pensador que muchas veces los encargados de acusar, con su actitud, se descubren, se denuncian y se acusan a sí mismos. Es lo que sucede con fiscales proclives al vedetismo que el diputado Oscar Tuma llama “Fiscales Flashes”.
En ese contexto, el legislador señala como referente principal de la especie al Fiscal Marcelo Pecci, y acusa a los de su casta de haber hundido en el descrédito al Ministerio Público de Paraguay.
Este tipo de fiscales se reconocen porque se encargan de seguir tocando un tambor a los titulares de la prensa, y se encargan de que la agenda mediática marque la agenda fiscal basándo su gestión en la “realidad” de los titulares periodísticos. Se han hecho notar, según Tuma, con actuaciones desatinadas y alejadas del debido proceso.
Según Tuma, estos fiscales no discuten sus causas en el estrado, sino en las oficinas de dos Ministros de Corte, donde tienen que ir los jueces de Garantías o de Sentencias a tratar de arreglar las actuaciones incoherentes de los mismos.
Los “fiscales flashes”, dice Tuma, no respetan el debido proceso, y llevan adelante sus investigaciones conforme a las editoriales de los diarios o directamente por las instrucciones que llegan desde lo más alto del Palacio de Justicia.
Poco les interese perder evidencias, negociarlas, o abrir causas sin sentido y violar el debido proceso. Nada de esto interesa porque actúan de manera arbitraria y hacen lo que se les antoja de la administración de “justicia”.
Tuma considera que el primer paso para mejorar la Justicia es remover a estos impresentables, supuestos representantes de la sociedad, que en realidad son marionetas movidas por hilos manejados desde la penumbra.
No son los únicos culpables, esclarece Tuma, dado que su existencia sólo es posible merced a la complicidad o falta de firmeza de la mayoría de los jueces de Garantías y de Sentencias.
Son estos jueces los grandes responsables de la vigencia de los mismos, porque son ellos los que permiten que se viole el debido proceso, y miran hacia otra dirección porque les es fácil hacerlo cuando no son ellos los que están bajo proceso.
Tuma considera que la seriedad de la justicia depende de manera ineludible del respeto hacia el debido proceso, y del entendimiento de que todas las personas tienen los mismos derechos y garantías. Aunque ello no guste a algunos.
Si no se imparte debidamente la justicia, muchos se sentirán tentados a hacer justicia por manos propias, y ésta última quizás termine alcanzando a los mismos fiscales “flashes” que hoy se sienten impunes.
Dice un refrán que la propia conciencia es testigo, fiscal y juez. Deberían reflexionar los fiscales ávidos de destaque en la prensa al respecto, o muy pronto podrían quedar sepultados bajo los escombros del mismo sistema cuya integridad hoy se encargan de minar.
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