Por Alfredo M. Cepero
Esta última Navidad ha traído consigo muy malas noticias para quienes trabajamos por una Cuba sin tiranos donde cada ciudadano sea soberano de su propio destino. En la grupa del penco apaciguador que es la componenda de Obama con el tirano han decidido encaramarse un grupo de colaboradores de la tiranía disfrazados de opositores. En un documento suscrito en La Habana el pasado 22 de diciembre y titulado "Cuatro puntos de consenso de Espacio Abierto de la Sociedad Civil Cubana", los firmantes piden libertad de los presos políticos, respeto a la Declaración Universal de Derechos Humanos, reconocimiento de la Sociedad Civil y una reforma constitucional".
Todo muy elocuente pero sin las demandas políticas o las frases contestatarias con las que se debe confrontar a una tiranía. Para aquellos que deseen perder su tiempo, adjunto enlace al documento original con la lista de los firmantes hasta este momento:
http://www.lanuevanacion.com/articles.aspx?art=5227
El texto original abunda en generalidades, declaraciones de principios, citas de documentos políticos y peticiones a los señores de "horca y cuchillo" que han diezmado a nuestra patria por más de medio siglo. En ninguna parte se les acusa de sus crímenes o se les exige que se vayan. No se pide de favor lo que se debe exigir por derecho.
Utilizando una de esas metáforas a las que tengo acostumbrados a mis lectores, es un ramo de rosas lleno de frases edulcoradas sin una sola espina para los tiranos. Y todo aquel que tenga el más mínimo conocimiento de la historia sabe que, a los tiranos, no se les derroca con rosas sino con una confrontación incesante en todos los campos, con todas las armas y en todo momento. Porque de esta manera, aún cuando no los derrotemos, estaremos demostrando a un mundo corrupto y cobarde que ha hecho causa con nuestros opresores que los cubanos mantenemos nuestros principios y no estamos dispuestos a rendirnos. Esa es ya una victoria del bien sobre el mal, del espíritu sobre la materia.
¿Cómo encaja este documento dentro del contexto del reciente apaciguamiento y en cuales categorías pueden ser catalogados sus firmantes? Este proyecto es la criatura fraudulenta de grupos de intereses dentro y fuera de Cuba que no tienen escrúpulo alguno en colaborar con los tiranos con tal de lograr ventajas cuando se produzca la libertad que ya se vislumbra en lontananza. Desde afuera los Obama, los Fanjul, los Saladrigas y los Más Santos proporcionan las finanzas y el visto bueno del gobierno norteamericano para promover la empresa. Adentro una abigarrada banda de colaboradores con falsas credenciales de opositores otorgan credibilidad a esta traición a la patria.
Digo abigarrada banda porque la lista de firmantes nos hace pensar en la alta probabilidad de que haya motivaciones diferentes en cada uno de ellos. Tenemos, por ejemplo, aquellos cuya ideología declarada los sitúa más cerca del socialismo que del capitalismo y la libre empresa, aquellos que han decidido vender sus servicios a la Seguridad del Estado o a los capitalistas externos, cubanos y norteamericanos, que se proponen sustituir a la tiranía como explotadores del obrero cubano y aquellos que han levantado la bandera blanca porque están cansados de una lucha que parecería ser infructuosa e infinita. Ya sabemos quiénes son los ideólogos. Quienes son los malos sólo podremos saberlo cuando, caída la tiranía, tengamos acceso a los archivos de la Seguridad del Estado y quiénes son los cansados cuando algún día ellos mismos decidan arrepentirse de su error y mostrar su verdadera cara.
Lamentablemente, este tipo de conducta no es algo nuevo en nuestra historia. Tiene antecedentes en nuestras luchas por la independencia de España. En 1878, y aprovechando las escasas libertades reconocidas por el Pacto del Zanjón, los antiguos reformistas, con la colaboración de algunas importantes personalidades de la guerra del 68, crearon Partido Liberal Autonomista. En su dirección se destacaban conocidos intelectuales, abogados, periodistas, historiadores, economistas y oradores como José María Gálvez, Eliseo Giberga, José Antonio Cortina y Rafael Montoro. Todos ellos señores muy eruditos pero todos muy equivocados.
Martí los llamó "el partido de la equivocación permanente". Pero fue todavía más lejos en su rechazo a aquella claudicación. En su artículo "Autonomismo e Independencia", publicado en el periódico Patria, el 26 de marzo de 1892, se les enfrentó con una crudeza poco característica de su carácter conciliador cuando dijo: "La independencia…. jamás podrá ser la continuación de la obra tortuosa, indecisa, descorazonada y parcial de la autonomía". Y agregó: "No es la caja sólo lo que hay que defender, ni es la patria una cuenta corriente, ni con poner en paz el débito y el crédito, o con capitanear de palaciegos unas cuantas docenas de criollos, se acalla el ansia de conquistar un régimen de dignidad y de justicia, en que en el palacio del derecho, sin empujar de atrás ni de adelante, sean capitanes todos". Tomen nota estos nuevos autonomistas del Siglo XXI.
Afortunadamente, siempre hay una voz que clama por justicia en este desierto de la claudicación y de la cobardía. Esa voz fue la de mi amigo el doctor Oscar Elías Biscet. En su artículo "Frente a la claudicación ante la tiranía, el Proyecto Emilia", Biscet afirmó: "Este es el momento de exigir libertades para el pueblo cubano y no de cohabitación pacífica para prolongar la vida de una dictadura que es una vergüenza de América". En su artículo" Mi protesta de Baraguá", Biscet se refiere al acuerdo entre Obama y Castro con estas palabras: "Pienso que es un error estratégico político beneficiar a una dictadura".
De igual manera, haciendo referencia al documento analizado en este trabajo, y en el curso de unas declaraciones el 10 de enero de este año para Radio Mambí de Miami, Biscet rechazó de manera categórica cualquier interacción del Proyecto Emilia con los firmantes diciendo: "Los miembros del Proyecto Emilia, del Partido Unión por Cuba Libre y del Partido Nacionalista Democrático de Cuba hemos abierto una zanja bien profunda entre quienes claudicaron firmando este documento y quienes queremos una Cuba sin los Castro y sin ningún rastro de su oprobioso régimen".
Para la democracia que ya se nos viene encima, donde algunos han dado pruebas de no estar preparados para recibirla, los campos ya están completamente definidos. De un lado, quienes se contentan con las soluciones a medias de una transición donde perduren intereses, vestigios y resabios del régimen que existe en la actualidad. Del otro, quienes nos proponemos erradicar todo rastro de esta pesadilla nacional y defender principios y sistemas que garanticen una libertad plena y perdurable para todos los cubanos. Como César en el Rubicón, para nosotros, "la suerte está echada" y no existe la marcha atrás.
En mi caso personal, sugiero una fórmula de unidad digna, simple, sin palabrerías y con vergüenza. Una fórmula con la sola condición de que se vayan los Castro bajo la tajante consigna de ¡Fuera los tiranos! Y la única estrategia de:"Con los tiranos nada, sin los tiranos todo". De ahí en adelante que hable el pueblo con su voto en las urnas. Lo demás es pura distracción y basura. ¡Viva Cuba Libre!