Paul Singer es el Señor de los Buitres y amo de las decisiones del juez Griesa contra Argentina. Favorecido por la sentencia de la Corte de Estados Unidos, hizo el negocio del siglo: los bonos con valor nominal de 630 millones de dólares, que según los informes NML compró por US$48 millones, pero que Elliott evaluó entonces, valen US$2,300 millones con los intereses devengados.
Los fondos buitre “hedgefunds” son fondos de cobertura cuyo modus operandi se caracteriza por: 1) comprar títulos de deuda devaluados en el mercado secundario, a un precio mucho más bajo que el de su valor facial; 2) negarse a participar en los acuerdos de reestructuración con el Estado endeudado; 3) exigir el pago total de la deuda, que suele implicar el valor nominal, más intereses y penalidades mediante la vía judicial.
En el debate organizado en Washington, por Atlantic Council, un “think tank” estadounidense, pese a la heterogeneidad de los expositores, todos compartieron el cuestionamiento al accionar buitre, los fallos del sistema judicial estadounidense remarcando la necesidad de introducir cambios a escala global.
La Asociación Internacional de Mercado de Capitales (ICMA, por sus siglas en inglés), su sector financiero impulsó modificaciones en las cláusulas de los contratos para limitar el accionar buitre. Estas ya fueron incorporadas en nuevas emisiones realizadas por México o Kazajistán.
Aunque reconocieron que hubo un avance, advirtieron que dichas modificaciones son insuficientes. No existen cláusulas enteramente a prueba de los buitres, señalando que siempre existe la posibilidad de que un juez realice una interpretación extravagante y forzada.
Sin embargo, la iniciativa carece del apoyo de países desarrollados como Estados Unidos e Inglaterra, los centros financieros donde se emiten nueve de cada diez bonos a nivel global.
El economista estadounidense Joseph Stiglitz afirmó: “La decisión del juez de distrito Thomas Griesa torna prácticamente imposible reestructurar las deudas soberanas, erosionando al sistema financiero internacional”. Plantea la necesidad de una “ley de quiebras internacional, una regla sobre qué hacer cuando un país debe más de lo que puede pagar”.
Cecilia Nahón, embajadora argentina en Washington, advirtió: “Argentina llegó a un acuerdo con el 92.4% y un 1% intenta sabotear el acuerdo. El fallo de Griesa es un cambio escandaloso en las reglas. Los buitres no solo actúan contra el Estado soberano, sino también contra sus acreedores, ya que lograron un fallo que bloquea los pagos que hace el país”.
La presidenta Cristina Fernández, en relación al accionar de los fondos buitre, señaló: “Esta bandera la plantamos nosotros en el mundo, antes no se hablaba de esto, se hablaba de los mercados financieros como cosas abstractas. Nosotros le pusimos nombre y apellido a lo que es la usura y el despojo internacional”.
Destacó que la problemática de los fondos buitre está presente en la agenda global a partir de la insistencia argentina en denunciar su situación. Recordó el proyecto de ley que impulsa en el Parlamento belga Ahmed Laaouej, diputado por el Partido Socialista.
Singer nació en Nueva York, proviene de una familia judía y financió las aspiraciones presidenciales del exalcalde Rudy Giuliani; ha aportado millones de dólares a los políticos que están a favor de Israel.
Republicano acérrimo, conectado con lo más rancio del conservador Tea Party. Entre sus socios en el Fondo Buitre, que pretende cobrar intereses nunca vistos, está la esposa de Mitt Romney, candidato republicano a presidente que perdió las elecciones contra Barack Obama.
Sin duda, Singer sabe cómo especular y a dónde apuntar; lleva décadas comprando deuda a precios baratos de países ahogados financieramente, para luego cobrarla con astronómicos intereses.
Paul Elliott Singer es la cara visible de NML Capital de los fondos buitre, que fundó Elliott Management Corporation con un millón de dólares y hoy administra 23,000 millones. En 2012, retuvo a la fragata Libertad en un puerto del país africano Ghana.
*Diplomático, Jurista y Politólogo.
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