Transición energética
La paciencia de nuestro hogar, pues en este planeta vivimos, nos movemos y somos
Por Gonzalo López Menéndez
Un tercio de las reservas de petróleo, la mitad de las de gas natural y mas del 80% de las reservas de carbón del planeta deberían quedar bajo tierra y no ser utilizadas antes de 2050 con el fin de mantener el calentamiento global por debajo de los 2ºC, según un estudio publicado en la revista Nature.

Los 2ºC son el límite comúnmente aceptado para impedir alteraciones catastróficas en nuestro planeta. Al agotamiento de los combustibles fósiles se suma el agotamiento de la paciencia de nuestro planeta. No es por ausencia sino por necesidad, para eludir un posible punto de no retorno en la lucha por el cambio climático.

Los acuerdos de la Cumbre del Clima de París han mostrado la falta de una voluntad de cambio con las energías renovables. Distintas organizaciones medioambientales reclaman su importancia, así como la de una transición energética hacia un modelo energético respetuoso con el planeta Tierra.

El desarrollo humano ha estado siempre ligado al consumo energético que nos facilita nuestro día a día y sin ella no podríamos llevar el ritmo de vida del que disfrutamos. La educación, la sanidad o el trabajo no serían posibles sin el acceso a la energía. En Holanda 1 de cada 2 servicios de tren ya emplean la energía eólica y se han comprometido a alcanzar el 100% en los próximos 2 años. Australia por su parte es uno de los primeros países en poner en sus calles autobuses que funcionan con energía solar. Y en Alemania la producción de energía solar del país equivale a la de 20 centrales nucleares. Estas iniciativas demuestran las posibilidades que hay cuando existe voluntad.

Se erigen como una alternativa de presente y futuro contra el cambio climático. Energía sostenible, sin emisiones de CO2, sin los problemas de abastecimiento y dependencia a corto y largo plazo. La apuesta por las renovables es el reflejo del compromiso de una sociedad que lucha por una soberanía energética.

Nos hemos creído los dueños del planeta del que formamos parte, hemos faltado al respeto y agredido al medio ambiente, hemos antepuesto nuestros intereses a los suyos. Hemos acabado con sus recursos y su paciencia. La paciencia de nuestro hogar, pues en este planeta vivimos, nos movemos y somos.




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