Mientras el reloj muestra la cuenta regresiva hasta Año Nuevo y el mundo da la bienvenida al 2016, otro reloj continúa haciendo tic tac, contando los días, las horas y los segundos transcurridos desde el 23 de mayo de 2013, día en que el presidente Obama prometió dejar en libertad a todos los prisioneros que ya hubieran sido absueltos pero aún se encontraran recluidos en la base de Estados Unidos en la Bahía de Guantánamo. Ese reloj fue creado por el periodista independiente Andy Worthington y se halla en Internet, en gtmoclock.com. El 22 de enero se conmemora el séptimo aniversario del día en que Obama suscribió la Orden Ejecutiva 13492, que dispone el cierre de la prisión de Guantánamo en el transcurso de un año. Al agotarse el tiempo de Obama en la Casa Blanca, se desvanecen también las posibilidades de cerrar este tristemente célebre gulag. Actualmente, hay 107 hombres recluidos allí, 48 de ellos fueron absueltos y esperan su liberación desde hace casi seis años. Además de los obstáculos impuestos desde hace mucho tiempo por el Congreso liderado por los republicanos a las iniciativas tendientes a cerrar la prisión insular, según informó recientemente Reuters, el Pentágono mismo podría estarse resistiendo a dar cumplimiento a la orden de cerrar Guantánamo, aunque supuestamente se encuentra bajo control civil del comandante en jefe Obama.
La orden ejecutiva emitida por Obama en 2009 dispuso la creación de un grupo de trabajo para la revisión de casos de los prisioneros de Guantánamo, presidido por el entonces fiscal general Eric Holder. El grupo de trabajo incluía a representantes de los departamentos de Justicia, Defensa, Estado, Seguridad Nacional, de la Oficina del Director Nacional de Inteligencia y del Estado Mayor Conjunto. La decisión de liberar a todos los prisioneros que hubieran sido absueltos contó con el consentimiento unánime de esas autoridades. Si bien algunos de esos prisioneros ya han sido liberados, resulta impactante pensar que muchos hombres, algunos de los cuales han estado detenidos por más de diez años, siguen recluidos por tiempo indeterminado sin que medien cargos en su contra.
Tariq Ba Odah es uno de los hombres cuya liberación ya ha sido determinada. “Fue destinado a Guantánamo en febrero de 2002. Se acerca a los catorce años de detención por tiempo indeterminado, casi nueve de esos años los ha pasado en huelga de hambre, recluido en aislamiento”, sostuvo su representante legal, Omar Farah, del Centro para los Derechos Constitucionales, en el noticiero de Democracy Now!. “El presidente tiene que insistir para que el Departamento de Defensa y todos los demás organismos actúen de conformidad con los objetivos que él mismo ha declarado y garanticen la inmediata liberación del Sr. Ba Odah”.
La huelga de hambre a la que se refiere Farah ha reducido a Tariq Ba Odah a la sombra del hombre que alguna vez fue. “Visité al Sr. Ba Odah en marzo y en abril de este año y lo hallé en un estado físico totalmente desastroso” relató Omar Farah. “Según afirma el gobierno, no lo digo yo, el Sr. Ba Odah pesa solamente 33,5 kilogramos, lo que representa el 56% del peso corporal que sería seguro para él". Ba Odah es alimentado por la fuerza dos veces por día mediante una sonda nasogástrica. La fuerza con la que los carceleros militares colocan las sondas provoca intenso dolor y ha sido calificada como tortura por la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas.
Tariq Ba Odah es originario de Yemen, pero como en ese país se desarrolla una guerra civil, el gobierno de Obama no autoriza la liberación de ciudadanos yemeníes directamente hacia su país natal. Farah afirmó: “Existe un país extranjero, otro país, dispuesto a aceptarlo y proporcionarle asistencia médica y rehabilitación. Se trata de una persona que está extremadamente enferma. Y el último paso en el acuerdo para su liberación, aparentemente consiste en la sencilla tarea de enviar su historia clínica”. El Pentágono se niega a dar a conocer su historia clínica haciendo alusión a normas de privacidad. “Es mentira. Y es una terrible mentira”, dijo Farah. “Yo estaba sentado junto al Sr. Ba Odah cuando dio su consentimiento informado por escrito para la entrega de su historia clínica, a mí como su abogado y a los efectos específicos de la negociación de su liberación”.
En su último artículo, los periodistas de Reuters Charles Levinson y David Rohde (ex periodista del periódico The New York Times que estuvo cautivo del talibán en Afganistán durante siete meses hasta que escapó) hacen referencia al caso de Ba Odah señalando que “funcionarios del Pentágono vienen imponiendo obstáculos burocráticos para impedir que se concrete el plan del presidente de cerrar Guantánamo”.
El Pentágono afirma que procederá a la liberación de los primeros diecisiete prisioneros en enero, pero eso nunca se sabe. Sin embargo, sí podemos estar seguros de que, puntuales como un reloj, los activistas pacifistas de la organización Witness Against Torture, vestidos con overoles naranjas como los prisioneros de Guantánamo, realizarán una vigilia, como cada 22 de enero, en conmemoración del aniversario de la orden ejecutiva de Obama para el cierre de Guantánamo.
El pasado Día de Acción de Gracias, una delegación de Witness Against Torture viajó a Cuba y, en un lugar visible desde la base estadounidense, llevó a cabo una acción simbólica llamada “La alimentación forzada no es un banquete en Guantánamo”. Según explicaron los activistas, la acción consistió en: “Doce personas, todas ellas ayunando ese día, sentadas a la mesa frente a platos vacíos, para representar el terrible dolor que padecen, tanto en el pasado como en la actualidad, quienes están en huelga de hambre en Guantánamo. En la cabecera de la mesa, había un integrante de la organización, vestido como un detenido, sentado frente al horrible aparato utilizado para la alimentación forzada”. Todos los hombres vestían overoles naranjas y cada uno de ellos contó sus motivos para estar allí. Después de cada orador, el grupo cantaba:
“Valor, hermano musulmán,
No estás solo en el camino
Caminaremos a tu lado
Y cantando acompañaremos a tu espíritu hasta su hogar”.
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