Estamos a unos días que los diputados aprueben el retroceso en Nicaragua y condenen a las mujeres a la muerte sin haberlas tomado en cuenta a ellas, ni mucho menos a los médicos y médicas, que somos los que conocemos sobre el aborto terapéutico. Ya sabemos quiénes se han encargado de desarrollar campañas mentirosas, manipuladoras y de crear una confusión en la población para poder eliminar el aborto terapéutico.
Es más, los partidos políticos con diputados en la Asamblea se prostituyen en el contexto electoral por ganar votos, exponiendo al peligro de muerte a sus esposas, hijas y nietas. Imagínense cómo estarán de poco documentados para que ellos mismos condenen su descendencia sin querer y, además, rompan su propio reglamento para acelerar el proceso esta semana.
El asunto es muy sencillo, creo que la mayoría de los nicaragüenses estamos contra el aborto, pero no contra el aborto terapéutico, que es diferente, porque solamente se realiza cuando existe peligro inminente de muerte para la madre, ya que si ella muere también morirá su futuro hijo o hija.
La ley lo dice claro, además, ella es la que decide. Veamos tres actores: el primero, la mujer, a quien se le quitan sus derechos humanos al eliminar el aborto terapéutico.
Después de esto, qué podemos esperar, que otros derechos sean violentados, ¿no podremos escribir en los periódicos, ni hablar, ni expresarnos? ¿La mujer estará condenada a morirse si el embarazo se le complica, pues no podrá recibir atención? ¿Es eso lo que queremos? El segundo, yo, como esposo y como padre, qué derecho tienen los señores diputados a eliminar la ley actual. ¿Si mi esposa queda embarazada y éste pone en peligro su vida, tengo yo que resignarme a dejar que muera por culpa de ustedes? ¿Qué derecho tienen a dejarme viudo y a dejar a mis hijos sin madre?
Y el tercero, como médico, ustedes me obligan ano intervenir y decirle a la mujer, esposo y familia: “Mire, lo siento mucho su posibilidad de que se muera es de un 70%, pero yo no puedo hacer nada, no quiero ir preso”.
Recuerden que en la práctica de la medicina toca muchas veces decidir dónde o qué tipo de intervención aplicar para salvar una vida, y si tienes dos o más en tus manos la prioridad es hacia aquella que tenga más posibilidades de supervivencia. Ésta es la situación real. No nos engañemos. No cometan ese error, todavía tienen oportunidad de rectificar. Si ustedes creen que con eliminar el aborto terapéutico lograrán disminuir los abortos, están muy equivocados; lean y verán que es todo lo contrario.
En otros países no se ha demostrado ningún decremento en los abortos; al contrario, se produce un aumento de los mismos en clandestinidad e inseguridad por las condiciones inadecuadas en que se realiza, especialmente en el caso de las mujeres pobres. Siendo el aborto en condiciones inseguras una de las principales causas de muerte de mujeres en nuestro país, es un asunto que debemos discutir y manejar con mayor seriedad e ir un poco más allá, lo importante --y creo que aquí podríamos coincidir todos-- es la prevención. Para atacar las causas del aborto --la cuales son en primer lugar la carencia de educación sexual, de planificación familiar y de violencia impuesta a la mujer con su máxima expresión que es la violación sexual, así como el analfabetismo, la falta de educación básica, el acceso a servicios de salud de calidad y la pobreza-- lo importante es educar a nuestra población. Si no se rectifica, las muertes maternas aumentarán y ustedes serán los responsables.
*Médico epidemiólogo |