La cena tradicional de navidad se basa en un pavo gordo al medio de la mesa. Con tal motivo antes de esta festividad se produce en las granjas el mayor sacrificio de estas aves.
Ahora que nos encontramos menos de un mes del 24 de diciembre en Reino Unido al animal político que más se le viene acuchillando es al primer ministro. Sus opositores quieren capitalizar sobre sus errores para desacreditar a su gobierno y potenciarse para estas navidades y sobre todo para el año nuevo entrante.
Cuando Gordon Brown cumplía sus primeros tres meses su índice de popularidad era muy alto. Había llegado al liderazgo del laborismo y al premierato sin permitir que cualquier otro rival suyo dentro de su partido candidatease contra él en una elección interna. Toda la maquinaria del aparato que está una década en el poder le respaldó casi unánimemente.
Cuando sus adversarios le aducían que esa era una práctica similar a la de Stalin él les ignoraba y enrostraba que su administración concitaba respaldo popular por haber renovado al gobierno, haber evitado un brote masivo de epidemias en el ganado, impedido que los últimos atentados e Al Qaeda sean fuertes y estabilizado a la economía.
En Octubre, en el mes en el cual todos los partidos celebran sus conferencias anuales, él llegó a su cenit. Las encuestas le daban diez o más puntos por encima de los conservadores. Muchos de sus seguidores le pedían que adelante las elecciones generales para ganarlas con fuerza y conducir a los tories a una cuarta derrota electoral consecutiva con el fin de desintegrar a la fuerza que ha dominado el siglo XX en Reino Unido y que ha sido uno de los co-gestores de la actual globalización liberal.
El laborismo en su conferencia se preparó para unos posibles comicios y cualquier voz crítica o que mencionase el tema Iraq era relegada para evitar mostrar una imagen de división en un partido que contemplaba ir a aplastar a sus contrincantes históricos.
Brown tiene la potestad constitucional de poder convocar a elecciones en cualquier momento durante el quinquenio que dura este parlamento instalado en Mayo 2005. Si él hubiese llamado a éstas con seguridad las hubiese ganado. Sin embargo, él osciló pues pensaba que su actual mayoría de más del 60% de la casa de los comunes podría reducirse.
La indecisión de Brown le costó caro. Por un lado logró que los conservadores, que estaban en crisis, se volvieran a unir tras un líder como Cameron que les ofrecía renovación y combatividad. Por otra parte mostró a un gobierno que no tenía las dos virtudes que tanto clamaba: fuerza y honestidad.
La popularidad del premier empezó a declinar a medida que el público iniciaba sus primeras compras navideñas. De repente en las últimas semanas el gobierno ha sufrido tres grandes crisis:
1) Por primera vez en décadas uno de los principales bancos hipotecarios (Northern Rock) casi quiebra. El tesoro le llenó de préstamos para evitar una debacle del sistema financiero. Estos superan los £24 mil millones (una cifra superior a la suma de las exportaciones de unos 20 de los Estados menos ricos de las Américas). Esta debacle ha hecho que el alza del precio de las casas se detenga y hasta revierta y que sea más difícil para el normal de los británicos el poder acceder al crédito. Por otro lado presagio del fin del boom económico.
2) Se pierde la base de datos de todas las familias británicas con hijos. El nombre completo, el número del seguro social y de la cuenta bancaria, el año de nacimiento y la dirección exacta de 25 millones de residentes se han extraviado y si caen en manos criminales pueden generar perjuicios que superen los mil millones de libras. Esto pone a la seguridad y la privacidad de la población en riesgo y mina la credibilidad del gobierno.
3) Se revela que un millonario ha donado £650,000 al laborismo usando distintos nombres, algo que el propio premier admite que es ilegal. El escándalo también salpica a la vice-líder del partido Harriete Harman quien reconoce que devolverá £5,000 que le donaron. El secretario general del laborismo debe renunciar. Esto ya de por sí merma la imagen del laborismo que ya se ha visto desgastado cuando Blair ha sido el primer premier en ejercicio que recibe dos visitas de la policía a raíz de denuncias que ha hecho tráfico de influencias otorgando curules en la casa de los lores a cambio de aportes a la caja de su partido.
El resultado es que en los últimos dos meses el laborismo en las encuestas ha pasado de estar alrededor de diez puntos por encima de los conservadores a caer a casi diez puntos por debajo de éstos. Más serio aún es el hecho que para sobrevivir Brown busca plagiarse las recetas de Cameron y con ello no hace más que afectar su credibilidad y levantar más la imagen de sus contrincantes.
En la terminología política inglesa se suele designar como ‘lame duck’ (pato cojo) a un mandatario que está muy desgastado tras varios anhos en el poder y que está por irse. Brown, a unos 150 días en el cargo empieza a mostrar esos rasgos.
Vincent Cable, líder de los liberales, le acusa que en poco tiempo él ha pasado de ser un Stalin para convertirse en un payaso tipo Mister Bean. Lo cierto es que quien debutó como un águila esbelta que decía volar alto y con visión podría empezar a tener los síntomas de un ‘pato cojo’.
Brown que hace 5 meses se inició en el premierato mostrando toda la pompa y el brillo de un pavo real está comportándose como un pavo ordinario destinado a ser sacrificado.