El quehacer cotidiano de cada quien, generalmente, es absorbente y, mucho mas, si es responsable. Son múltiples y variadas las complicaciones cotidianas. Con suficientes razones no se le presta atención detenida a los temas ideológicos del presente, de nuestro momento. No hay tiempo para examinar con detenimiento los principios y doctrinas que están ahí, en la vida diaria, presentes.
La visión de largo alcance no esta a la mano de todos. Esta muy lejos de muchos. No es posible medir y/o avizorar las consecuencias de las decisiones de hoy para gran número de nosotros. Tampoco se nos instruyo lo suficiente en eso. Da la impresión de que es mejor, para la mayoría, estar bien ocupados en la contribución al progreso y al bienestar propio y de sus allegados, que ocuparse de teorías, libros, autores, revistas, opiniones que, de pronto, lucen como inútiles, “para los flojos”, para los “habladores de pendejadas”, para los “opinadores”, para “quienes quieren vivir de los demás, sin trabajar”.
Parece que tal actitud ante el tema de la ideología es de vieja data. Observan ciertos autores que en USA, algunos de quienes se destacan en los negocios y en círculos privilegiados profesionales y de la política, tienen para con los teóricos, cierto desden. Se cuenta también que en Europa, Napoleón, en su tiempo, ridiculizaba a los ideólogos.
¿A que se debe tal actitud? Aparentemente se debe a la equivocada creencia de que los hechos hablan por sí mismos y de que ellos bastan para refutar las interpretaciones erróneas. Ningún daño serio pueden causar las teorías falsas, por muy buenas y atrayentes que sean. La realidad es más poderosa que las fábulas y los mitos; la verdad hace automáticamente que la mentira se desvanezca. No hay motivo para alarmarse por la propaganda que desplieguen los voceros de la mentira.
¿Nos quedamos con esa explicación? ¿Quedaríamos fuera de lugar si hurgamos un poco más? Claro que no. Recordemos a John Stuart Mill, quien nació en Londres en 1806 y murió en Paris en 1873. Dejo escrito: “El hombre es capaz de rectificar sus errores, mediante la discusión y la experiencia, mas no a través de ésta sola. Es preciso que haya discusión, para mostrar como ha de interpretarse la experiencia. Las opiniones y prácticas equivocadas sucumben gradualmente ante los hechos y las razones, pero para que éstos produzcan algún efecto sobre el entendimiento se necesita que se le presenten. Son poquísimos los hechos susceptibles de comprenderse por sí solos, sin la ayuda de comentarios que saquen a luz su significado”
¿Todavía hay quienes creen que el simple relato de las bondades del individualismo económico, ciertos actos públicos sin concreción, de la democracia plural, es suficiente para alertar al pueblo y, en especial, a la juventud de este país en contra del adoctrinamiento con las ideas del ciudadano burgués Karl Marx? ¿Contra el uso brutal del polilogismo? Déjenme decirles que lo dudo. Supongo que no han logrado entender el papel que el marxismo, la fuerza bruta y las armas, desempeña en el modo de pensar de la voz única en la actualidad. Luego de ocho años de cacique “bárbaro e inculto” descubrió la luz, el “agua tibia”, su verdad, hasta su “verdadero” papá político. Patético.
Por lo observado, en la mente de la voz única se anido, de repente, el polilogismo marxista y pretende aplicarlo y difundirlo a toda costa. El polilogismo marxista sostiene que la estructura lógica de la mente funciona según la clase social a la cual pertenece el individuo. El polilogismo racista difiere del anterior tan sólo en que la estructura lógica de la mente funciona según la raza a la cual pertenece el individuo. Jamás precisó, el marxismo, en que se diferencia la lógica proletaria de la burguesa, las razas entre si, los españoles de los franceses, etc. ¿Qué le parece, amigo? ¿Entiende las implicaciones y consecuencias de esto en la voz única? Según esa teoría marxista, cada clase social tiene su propia lógica y la de la clase obrera es la única válida, por decreto. Esa lógica unida a la dialéctica hegeliana hace que el proceso histórico, según ellos, conduzca a la sustitución de una opresión burguesa por una dictadura del proletariado. ¿K Marx era burgués o proletario? Era burgués. ¿Entonces, cómo produjo esa teoría? ¿En cual área o parte del gobierno o régimen actual esta la clase obrera? ¿Cómo es eso que quien gobierna es un militar golpista y no la clase obrera? En cuento corto: tratan de hacer creer la supuesta teoría de que la realidad es maleable y de que sólo la verdad se le revela a la clase proletaria. ¿Oyeron bien el último discurso y las citas religiosas? Afortunadamente la mentira del polilogismo marxista esta a la vista.
Hay que enfrentar el conflicto ideológico. Nuestros profesores, intelectuales, en filosofía y epistemología, en primer lugar, deben dar un paso al frente. Tocar la puerta de los medios de comunicación y llegar a la población y, especialmente, a su juventud y resto de intelectuales. Es insólito que nos dobleguemos pasiva y sumisamente al supuesto materialismo dialéctico de esta voz única. El problema intelectual entre la libertad y el totalitarismo hay que exponerlo a la luz de cuestiones fundamentales: la epistemología y la teoría del conocimiento. La sugerencia es incorporar a los intelectuales disponibles a la clarificación masiva de este conflicto en los medios y en la calle, en reuniones y concentraciones casi todos los días. Activismo. Interés de todos.
“Si podemos evitar que el gobierno malgaste la labor de la gente bajo la pretensión de ayudarla, el pueblo será feliz”. Thomas Jefferson, 1743-1826, Político estadounidense.