LA JORNADA

Ese, no era Román

“Lo esperado no sucede, es lo inesperado lo que acontece” afirma Ernesto Sabato. Y así ocurrió en el StubHub Center de CA. El ruido de aquella derecha tailandesa mató el silencio, de repente me sentí suspendido como si la fuerza de gravedad se hubiese ido a otra parte.

Vimos un calco de la pelea anterior, con Rungvisai comandando las acciones en los dos primeros capítulos conectado con poder, llevándose en el contragolpe de calle las acciones. Aunque observé ganar a Román el tercer asalto ligeramente, una puntuación a favor de Srisaket tampoco era discordante. Cuando imaginé que el pinolero estrecharía las tarjetas entrando en ritmo acomodando las piezas del rompecabezas, se destapó en solo los primeros segundos del enlutado cuarto asalto la cápsula volcánica del tailandés. Había más estamina en los golpes de Srisaket, aún para derrumbar al gigante filisteo Goliat de haber estado ahí. Jamás le vi lastimado en modo alguno por lo recibido.

Como generador de emoción sabiendo que era dueño del espectáculo entró a la línea de fuego olfateando que sus impactos provocaban mella en Román. Rungvisai fue suma y ser, porque simplificó con fiereza arrolladora como Irma -verdugo de la Florida- al Chocolate. Dos derechas demoledoras fueron suficientes, la primera encendió la alerta amarilla, el nica se levantó tocado pero decidido al intercambio como un fajador, solamente para ver el semáforo en rojo y recibir una segunda mano exterminadora.

Insospechadamente emergió ante más de ocho mil espectadores esa noche, un boxeador capaz de acabar y reinar sobre todos los demás en las 115 lbs con soberanía, y ese es Srisaket. Me quedó una imagen intocable en la memoria, Chocolatito horizontalmente en la lona, anestesiado tratando de reaccionar sin lograrlo, fue como si hubiese chocado contra el Volcán Cerro Negro. Entré en una especie de epifanía ante el suceso por lo brutal de la caída definitiva como lo escribí en mi nota anterior. El precursor y lumbre de los pesos chicos que agigantó las categorías bajas yacía casi inerte, reducido a la mínima expresión ante el asombro de todo Carson.

Quizá los años de vida deportiva se han ido evaporando sin darnos cuenta. Chocolatito nos acostumbró tanto a esa catarata de victorias durante doce largos años, olvidándonos que Dios perdona pero el tiempo a ninguno como canta JuanGa. Román es humano no olvidemos eso y tampoco es un junco que se dobla sin morir.

Cuánta más carretera tienes en tu biografía deportiva más eventos integrados hay. Sin embargo pienso que a Román le faltó esa herramienta que no es la emoción, sino el control que lograba ese balance interno entre sus emociones un físico depurado y sus atributos boxísticos para proyectar con eficiencia el alma que le hizo falta el 9 de septiembre.

Los resultados sistemáticos que dan a luz con el tiempo a un artista de la estirpe de Román siguen ahí. Aunque a veces la historia te hace aprender en procesos bien rápidos, hay que enfatizar que el oficio de vivir éxito tras éxito es complicado, más aún para un deportista. El público exige victorias únicamente, no está dispuesto a recibir otra recompensa por su idolatría. Chocolatito forjó un récord categórico de 46/0 con 38 nocauts. Escaló por cuatro divisiones de manera invicta hasta flaquear frente a un ferrocarril.

Sugar Ray Leonard y Muhammed Alí tocaron el frío piso de la lona, pero luego hicieron los ajustes necesarios para el retorno. El primero aceleró su reinvención después de la primera derrota contra Roberto Manos de Piedra. En la revancha le quitó el manto de invencible al panameño acreditándose una victoria que anímicamente restableció su estado emocional. En tanto Alí recuperó el cénit frente al mismo Fraizer luego de que este le silenciará arrebatándole en New York con caída incluida su invicto durante quince asaltos danzando entre la vida y la muerte. Tres años después en el segundo encuentro una decisión unánime le revalidó a Cassius Clay su reinado.

Aunque Román no alcanza por supuesto el nivel de ellos como figura mundial, el cuestionamiento aquí es que una estrepitosa derrota no opaca cuatro coronas mundiales jamás, tampoco achica el legado.

Se anunció con la misma inmediatez con la que se habló de un inminente retiro, su retorno para el próximo 2018 por el fajín de la AMB en 115 libras, Chocolatito mismo habló de una unificación luego de conseguir el quinto título. Así que el cuadro está rayado para que el chico logre reinstaurarse.

Román sigue siendo ese centro de acopio sentimental del que usted y yo colgamos como admiradores del nicaragüense. Mi terquedad seguirá latiendo y mi voz continuará repitiendo consistentemente: ¡Ese no era Román! ¿Dónde está el destructor de Niida, Yaegashi y cuánto mexicano se le puso enfrente? ¿Nos lo clonaron como a la oveja Dolly? Y yo mismo me responderé ¡Ese, no era Chocolatito!.

*Los Ángeles California. USA

Artículos Relacionados

Seguidores de Cristiano Ronaldo en ‘shock’ por foto de sus pies

Redaccion Central

VIDEO: Dubái acoge la primera carrera mundial al estilo ‘Iron Man’

Redaccion Central

Trump se burla de Biden y le pone máscaras divertidas en vivo (VIDEO)

Redaccion Central

Fallece Akira Toriyama, creador de ‘Dragon Ball’

Redaccion Central

Así es el edificio impreso en 3D más grande de Europa (VIDEO)

Redaccion Central

Muere Pigcasso, la cerda artista millonaria

Redaccion Central