Berlín – El caso de Franco A., un militar alemán presuntamente de extrema derecha que se hizo pasar por refugiado sirio y planeaba cometer un atentado, ha hecho saltar las alarmas en el Ejército del país, que en los últimos tiempos se ha visto también afectado por escándalos de maltrato y de acoso sexual.
A continuación, algunas claves que ayudan a entender la dimensión del caso que ha puesto en una difícil situación a la ministra de Defensa del país, Ursula von der Leyen.
¿Por qué el militar ultraderechista se hizo pasar por refugiado?
Paralelamente a sus funciones en el Ejército, Franco A. se hizo pasar por refugiado sirio en Alemania probablemente con el fin de perpetrar un ataque que pudiera ser atribuido a un inmigrante árabe y dañar así la imagen pública de los refugiados en el país.
Bajo la falsa identidad de David Benjamin, en 2015 cursó una petición de asilo que le fue concedida y recibió ayudas económicas del Estado.
Hace una semana fue detenido por sospecha de preparar un atentado terrorista de motivación de extrema derecha.
¿Quién dio la voz de alarma en el caso del teniente Franco A.?
Los primeros indicios hay que buscarlos en Francia, país en el que estudió en una academia militar. Allí, el general Antoine Windeck puso el grito en el cielo al leer el trabajo de maestría de Franco A., presentado en 2014, dado que contenía “ideología claramente nacionalista”. El alto militar lo comunicó y señaló que “si se tratase de un soldado francés, sería expulsado”.
Posteriormente, Franco A. llamó la atención de las autoridades de Austria al esconder una pistola en un baño del aeropuerto de Viena, motivo por el que fue detenido.
¿Pasó por alto el Ejército alemán indicios importantes en el caso de Franco A.?
El teniente disponía en su habitación de objetos que recuerdan a la época nazi. Además, en su trabajo de maestría incluyó ideas que fueron calificadas como “nacionalistas y racistas”.
¿Existen datos sobre el número de militares del Ejército alemán (Bundeswehr) que estarían relacionados con la extrema derecha?
Entre 2012 y 2016, según datos facilitados por el Ministerio de Defensa, 18 miembros de la Bundeswehr fueron expulsados del cuerpo por actividades relacionadas con la extrema derecha. Además, en la actualidad la inteligencia militar investiga a 280 soldados sospechosos de estar vinculados a la extrema derecha.
¿Es la primera vez que en las tropas del Ejército alemán se descubre la existencia de un militar con tendencias ultraderechistas y que, a pesar de ellas, continúa sirviendo en el cuerpo?
No. El Ejército alemán ya vivió un caso similar con Uwe Mundlos, un nombre que ocuparía durante años titulares en la prensa alemana porque, junto a dos cómplices, formó un grupo terrorista de tintes nacionalsocialistas (NSU) que perpetró entre los años 2000 y 2007 diez asesinatos de carácter xenófobo.
En los años 90, Mundlos ya destacaba en el Ejército por sus convicciones neonazis. En aquel entonces, entre sus pertenencias se hallaron, entre otros objetos, una fotografía de Rudolf Heß, número dos del partido nacionalsocialista de Adolf Hitler, tarjetas de visita con la imagen del Führer alemán y música que se vincula a la extrema derecha.
¿Cómo reaccionó el Ejército en aquel momento?
Sus superiores le interrogaron y le investigaron. En su acta personal se señaló que “no se contempló aplicar un procedimiento disciplinario porque Uwe Mundlos había cumplido hasta el momento con absoluta satisfacción su servicio”.