La solidaridad ante el drama
De la alegría a la tristeza. Del canto a la agonía. De la risa al llanto sin lágrimas. De la indiferencia a la solidaridad, de la estabilidad a lo incierto, de la hermandad navideña al siempre amor de los Managuas. Fueron variables que el terremoto de 1972 nos impuso... ¡Ah…! cómo olvidar “La Costillita” --cantina popular- en donde conocí el sabor de la cerveza y consumí Gato en vez de Conejo. En esa inolvidable estancia etílica nos daban “gato por liebre”.
Como olvidar Papum-cerca del Cine Méjico- frente al Batimercado propiedad de Don Enrique Lang y Carmencita Salmerón papá y mamá respectivamente de Emmett y de Evelyn Lang Salmerón, Don Enrique, Carmencita y Evelyn están en el cielo. Las Baterías Hasbani de don Luis, el aeropuerto Xolotlán, Tostaduría el Caracol de don Tiño Campos cuyos hijos Tinito y Magelda compartieron aula y fiesta con muchos de “nuestra pelota”.
Jamás podré olvidar los Dormitorios Públicos, los Yokotas en San Sebastián; al Profesor Justo Pérez Mora éste último con su risa jovial, cantarina recordándonos al pájaro güis de la Paz Centro. Difícil no llorar al recordar lo que fue nuestra Managua. Somoza cubrió de alambre la cintura de Managua destruida pero jamás pudo alambrar el amor que hemos tenido y tenemos para nuestra Capital.
Se dislocó la familia mediante el terremoto, pero se unió aún más en la reconstrucción individual y colectiva. No padecimos hambre, sed y frío. Siempre surgieron familias solidarias que nos brindaron no solo su mano y techo sino también sus alimentos y medicinas hasta trabajo al interior del país. La solidaridad del nicaragüense estuvo a prueba…y que solidaridad ¡¡DIOS MÍO!!
Personas inolvidables
Antes de concluir este pequeño esbozo de lo que fue nuestra Capital -desde mi óptica- no podría dejar de mencionar al Mondongo “El Cayasso” que fue sitio de reuniones bohemias de jóvenes estudiantes, “La Pedrera” donde los piedrazos –tragos- estaban a la orden del día.
Managua caliente con sus calles, en su mayoría asfaltadas. El Restaurante Munich cerca del Palacio Nacional sigue siendo histórico, dejó de operar recientemente en la 35 Avenida de nuestra actual Capital, El Alameda, El Chalecito pegado al Alameda, A Chilolo con su tiradora cerca del Alameda, Tito Fariñas y tantos otros y otras.
Todas estas referencias y personajes son parte de este recuento en el cual no pueden faltar los huevos de “Míster Vaughan” frente a la farmacia Pataky, El cine Bóer y el Mercado del mismo nombre con Julio Carranza reparando televisores en blanco y negro, con los gritos de buseros panzones y ayudantes flaquitos que es parte de la fisonomía de una parada de bus en nuestro país. La otrora e histórica parada de buses y microbuses de Carazo y Rivas en el costado sur y este del mismísimo mercado Bóer.
Enterramos a nuestros muertos, elevamos una oración por los que quedaron sepultados por siempre en sus destrozadas viviendas. Oramos también por los qué aun deambulan ya ancianos y ancianas debido al sismo por las calles de nuestra Capital. Aún oramos para que no vuelva un terremoto similar a destruir nuestras obras y esperanzas.
Justo reconocer la compañía de muchos y muchas que hicieron posible brindar ayuda a los más afectados cerca de nosotros durante y pos terremoto, justo mencionar a: León Hilario Silva-hoy convertido en Ingeniero Civil, vive en Bolonia, Managua- Luis Manuel Loáisiga –El Cherife- actualmente casado con Maura Noelia Pérez Quintana-radicados en Usa- Profesor Justo Pérez Mora –q.e.p.d-, su esposa Profesora Victoria Quintana, sus hermanas Maruca y Graciela, estas tres ejemplares damas ya fallecidas, Profesora Anita Quintana que aún vive en la Paz Centro con sus casi noventa años de edad, Leslie Pérez Quintana -hoy Ingeniero radicado en Brasil-, Don Heberto Bermúdez recientemente fallecido-Marido de Maruca-, un gran señor que me enseñó el don de la caballerosidad.
Imperdonable no mencionar a Don Carlos-Chale- Sevilla –qepd-, un gran orador, Juan Coca – un gordito –Ayúdenme a decir gooooordoo- que con su sencillo camión tanto nos ayudó a dar respuesta al necesitado, que Dios lo tenga en su Santo Reino, Doctor Julio Navarrete, Ingeniero Migdonio Barreto, Doctor Enrique De Montis Solís que me facilitó un viejo camión el cual sirvió para evacuar a varias familias hacia la Paz Centro, León, Chinandega, Chichigalpa, Carazo, Masaya y Granada. Bueno reconocer apoyo –durante el sismo-de Azalia Álvarez su hermana Yima y su hermano Saúl al igual la ayuda de la madre de estos históricos amigos cuyo nombre se me escapa.
Saúl Álvarez me enseñó el camino de la conspiración contra Somoza en 1974 y que durante la Insurrección Sandinista en el fragor del combate -1978/1979- se ganó el honroso titulo de Subcomandante de la Revolución. Saúl fue asesinado de forma vil en la carretera norte-Managua- mediante una protesta callejera en los años 80, un gran muchacho antes de la guerra, durante el terremoto un chavalo valiente, en la insurrección un gran combatiente, un gran hombre después de la guerra de liberación y tantos otros y otras que estarán por siempre en mi corazón.
Oportuno señalar el singular arrojo, apoyo, valentía y poder de decisión, ante momentos difíciles, de una muchacha que jamás perdió el verdor de sus ojos menos su fecundo optimismo ante la catástrofe -¡tenía que ser mujer!-. Me refiero a Maura Nohelia Pérez Quintana.
Nohelia fue un insustituible apoyo para lograr vencer graves obstáculos durante los duros momentos en que nos embistió el terremoto de 1972. Todos ellos y ellas sufrieron igual o más que yo ante esta tragedia.
Donde se encuentren que Dios les guarde y bendiga siempre…
FIN.
NOTA DEL EDITOR: El diario La Jornada insta a los lectores a dejar sus comentarios al respecto del tema que se aborda en esta página, siempre guardando un margen de respeto a los demás. También promovemos reportar las notas que no sigan las normas de conducta establecidas. Donde está el comentario, clic en Flag si siente que se le irrespetó y nuestro equipo hará todo lo necesario para corregirlo.